Artículo #48 de la serie:
Gustavo Mirabal en Venezuela
La imaginación es una cosa muy seria
Nos hemos puesto a considerar la importancia que la imaginación tiene en nuestras vidas y cuánto influye en todo lo que hacemos y cómo su valoración puede realmente cambiar nuestra existencia.
Cuando tenemos conciencia del significado de la imaginación en nuestro día a día y las posibilidades de desarrollarla en los procesos creativos de nuestra existencia y en nuestra manera de enfrentar la realidad, puede ser altamente positiva. Y si no lo creemos así, sencillamente pensemos en los niños y en los artistas, cuán productivos pueden ser y cuántas sorpresas nos pueden dar.
Cuántas historias podemos contar al entrar en contacto con ellos, con los niños y con los artistas. Cuán florida puede ser una narración y un intercambio de cuentos, cuando la imaginación se posiciona de nosotros.
¿Y la risa?… Cuán poderosa puede ser en nuestras vidas?
Una vez leímos en algún lugar algo que decía algo parecido a lo siguiente: La seriedad me da risa. La risa me llena de seriedad. Cuán serios somos cuando nos reímos. Cuántos estallidos de risa pueblan los caminos cuando nos ponemos serios… (IZA, 1995)
Es justamente la risa el tema que nos ocupa el día de hoy al reflexionar sobre el recorrido de nuestros viajeros cuando visitaron algunos pueblos y se encontraron con algunos hechos históricos en los que pudieron fantasear, imaginar, e inclusive reírse frente algunos acontecimientos históricos.
Ese pueblo trujillano se llama Niquitao
Después de un bellísimo recorrido por una vía plena de montañas, de lagunas y de profundo verdor, Gustavo, la tía Mercedes y María Gabriela, llegaron a Niquitao, lugar reconocido no sólo por ser considerado como el punto más alto del estado Trujillo, sino por la singular batalla que tuvo lugar en sus espacios.
Llagaron justamente, el día de la víspera de la batalla
Nuestros viajeros, se alojaron en la casa de unos amigos, quienes eran los responsables de preparar las actividades para la conmemoración de la Batalla de Niquitao que tuvo lugar el 2 de Julio de 1813. Los tres se abrigaron muy bien, María Gabriela se puso una bufanda multicolor y unos guantes porque sentía mucho frío y luego de haber cumplido con el “riguroso deber de comer muy bien” salieron a caminar por el pueblo.
Preparados para la representación
- ¡Gustavo, tía Mercedes, miren cuántos niños, cuánta gente uniformada en las calles del pueblo! … ¿Será que aquí hay una revolución?
- No María Gabriela, lo que pasa es que van a hacer una representación de la Batalla de Niquitao y se están preparando, comentó la tía Mercedes.
- ¡Qué fino tía! Mira y también se montan a caballo -, dijo Gustavo admirado igualmente, al ver a niños y niñas representando a los patriotas y a los realistas, galopando a caballo por las calles de Niquitao.
- Claro hijo, es que esta representación es con todas las de la ley. Ellos representan a los españoles y a los venezolanos que se enfrentaron en la contienda.
Un guía turístico que sabe de historia
A todas éstas, Juan Carlos, un joven muy estudioso de la historia de Niquitao, se acercó donde se encontraban María Gabriela, la tía Mercedes y Gustavo. Ellos comentaban lo que veían y se ofreció muy gentilmente para darle algunos detalles sobre la Batalla:
– “Niquitao es valor en la historia”, como reza en el himno del estado Trujillo, porque en sus cercanías se libró el 2 de Julio de 1813 la Batalla donde patriotas comandados por Rafael Urdaneta y Campo Elías, derrotaron las tropas del coronel español, José Martí, quien pretendía interceptar al ejército libertador.
Mientras la batalla entraba en calor, el cura de Niquitao, Presbítero José Ricardo Gamboa, inicia una procesión por las calles del poblado. En esta procesión lo acompañaban las mujeres piadosas del pueblo, los niños y las niñas, también algunos hombres piadosos. Llevaban cirios encendidos y estandartes, entre los cuales se elevaba la imagen del patrono de Niquitao, San Bernabé.
¡Pero qué confusión! En medio rezos, luces y cantos religiosos…
El cura le pide a Dios, a San Bernabé y a todos los santos, el triunfo de los patriotas y cuando el jefe realista divisó a lo lejos la procesión, en medio de la neblina, pensó que era una avanzada del ejército patriota y temeroso gritó “Sálvense quien pueda” y así huyó el ejército realista”. Este hecho es recordado históricamente.
Una batalla muy seria que al final causó mucha risa…
– ¡Sálvense quien pueda!… Ja ja ja ja… Los realistas confundieron a la procesión con unos soldados patriotas – , comentaban y se reían al mismo tiempo, María Gabriela y Gustavo.
– ¡ Pero bueno muchachos; no es para tanto ¡. ¿Qué va a pensar Juan Carlos?
– Ay tía, no te molestes, es que nos dio mucha risa. ¿Te imaginas cómo pudo ser eso? ¡Sálvense quien pueda. Sálvense quien pueda! Y los realistas corriendo de un lado para otro, mientras la gente en la procesión, sólo rezaba por los patriotas…
Ya está bien de tantas risas…
– Bueno, ya está bien muchachos. Basta de risas… ¡Qué pena con Juan Carlos!
- No te rías tanto, mira que la historia es una cosa muy seria…
– No se preocupe señora Mercedes, yo entiendo. Además no es la primera vez que ocurre, también le pasa a la gente mayor.
– Discúlpanos Juan Carlos-, le dijo María Gabriela, todavía riéndose con muchas ganas.
– María Gabriela te va a dar hipo de tanto reírte-, le dijo Gustavo.
– No, ya no ¡hip hip! me… río ¡¡ hip! más… hip hip… ¡ Perdón !
– Viste. Te lo dije. Tienes hipo.
– ¡¡ Y más hipo le va a dar si sigue con la falta de respeto!! – , dijo muy enojada la tía Mercedes.
La tía Mercedes también sabe mucho de historia
María Gabriela se había ruborizado y se quedó tranquilita, sin decir nada más, escuchando y viendo lo que ocurría a su alrededor. Gustavo, la tía Mercedes y Juan Carlos siguieron comentando:
– Muchachos, el hecho puede resultar gracioso, pero he oído que la batalla de Niquitao es muy importante en el entorno de La Campaña Admirable y además en el cumplimiento del Decreto de Guerra a Muerte. Dicen que en las tropas de los realistas participaban españoles y venezolanos… -, explicaba la tía Mercedes
– ¿De verdad tía Mercedes?… Tenemos que estudiar historia para conocer y aprender todo lo que ocurrió en la Batalla de Niquitao.
– Sí Gustavo, eso es muy importante, además también es necesario estudiar la historia local de las ciudades y de los pueblos, comentó Juan Carlos.
María Gabriela no entiende el por qué de la guerra
María Gabriela, quien ya estaba más tranquila, no aguantó las ganas de intervenir en esta seria conversación y les dijo:
- Sí, es verdad; pero a mí no me gusta la guerra. ¿Es que la guerra es necesaria?
- Bueno, lo ideal sería que los seres humanos no tuvieran que enfrentarse nunca… Quizás cuando estés mas grande, puedas comprender algunas cosas y podamos hablar con mayor profundidad sobre este asunto, le respondió Juan Carlos.
La cena y a descansar…
La tía Mercedes abrazó a María Gabriela, le dio un beso y luego siguieron todos, hasta la posada donde estaban hospedados. Cenaron con unas arepas de harina de trigo con mantequilla y quesito andino y se sentaron en una de las salas para compartir un rato antes de irse a dormir.
María Gabriela escribe su diario
Antes de acostarse, María Gabriela, como lo ha hecho en otros viajes y como lo hacen también otras niñas, escribió unas líneas en su diario:
“Mi Querido Diario: No creas que me he olvidado de ti; he estado ocupadísima… viajando y conociendo lugares muy hermosos… Hoy tuvimos mucha actividad, aunque yo me porté un poquito mal, porque me reí mucho con la historia de… ¡Sálvense quien pueda! La tía Mercedes se enojó conmigo… pero se le pasó y después me dio un besito.
Este pueblo es muy lindo. Antes de llegar aquí recorrimos montañas y montañas y mas montañas… lindas eso sí. Vimos unas cascadas y unas lagunas… Yo creo que en las lagunas aparecen unos enanitos y unas enanitas que se ríen mucho.
Momoy vigilando las aguas
Dice la gente que vive por aquí, que esos son los momoyes y que son los guardianes del agua. Yo creo que vi un enanito que se parece a un momoy…aunque no me crean…
Momoy guardián de la laguna
Aquí si hace frío de verdad, verdad, pero es muy rico… Tengo sueño.
Hasta mañana Diario querido”.
Así concluyó este día tan especial, donde María Gabriela, Gustavo y la tía Mercedes estuvieron en contacto con la Batalla de Niquitao y los hermosísimos paisajes del lugar.
Referencias bibliográficas
https://www.gustavomirabal.es/gustavo-mirabal/el-verdadero-gustavo-mirabal-castro/
https://www.gustavomirabal.es/uncategorized/gustavo-mirabal-en-el-mundo-ecuestre/
https://www.gustavomirabal.es/equitacion/el-hipismo-en-venezuela-tiene-nombres/
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