Artículo #36 de la serie:
GUSTAVO MRABAL EN VENEZUELA
La cruz de mayo, motivo de celebración
La cruz tiene su fiesta conmemorativa el 3 de mayo, en este mes se hacen actos en su honor en distintas regiones del país. Las cruces se adornan con flores y papeles de colores. Cofradías y particulares preparan altares donde se coloca la cruz y se la ofrenda con flores, frutas y cirios encendidos, en agradecimiento por preservar la salud y la fertilidad.
Velorios de cruz
Desde tempranas horas de la noche y hasta el amanecer, tiene lugar un ritual conocido como Velorio de Cruz, durante el cual los creyentes demuestran de diferentes formas su devoción. Los velorios se realizan en patios de viviendas, en plazas u otros sitios.
Preparativos para los velorios de cruz
Durante todo el mes de mayo se hacen velorios de cruz, se cantan fulías y se recitan décimas en honor a la cruz bendita. Se pagan promesas.
Reunidos en torno al altar los presentes inician el acto con invocaciones a la cruz, seguidas de un rosario cantado y los versos que anuncian los cantos. Estos cantos convierten el velorio en una animada fiesta comunitaria. En el velorio no se acostumbra a bailar por tratarse de un acto solemne y ritual.
Los instrumentos musicales que acompañan el ritual
Los instrumentos que acompañan los Velorios de Cruz dependen del lugar. En oriente, los cantos de galerones y fulías se acompañan con cuatro, guitarra, bandola oriental, maracas y tambor cuadrado. En la región central de Venezuela, predomina la fulía que consta de una parte cantada por hombres y mujeres en cuartetos octosílabos, y otra parte recitada por los decimistas, quienes componen décimas y versos de saludo a la cruz. Generalmente, se toca la tambora o tamborita, acompañada por la charrasca y las maracas.
La cruz y otros símbolos religiosos y culturales
La cruz de madera, representa la vida, las flores y las frutas. Por ello, dentro de los rituales, se manifiesta agradecimiento y se hacen peticiones por la lluvia para los campos. Se rinde homenaje a la naturaleza y se da la bienvenida a la que se espera sea una época de buenas cosechas.
También en algunos velorios se pide por los difuntos. Los velorios se han convertido en oportunidades para el encuentro entre familiares y amigos. Igualmente es un espacio de reencuentros.
Gustavo, María Gabriela, la abuela Isabel Teresa y su reencuentro con experiencias hermosas.
En esta oportunidad nuestro trío de viajeros ha estado paseando por el estado Anzoátegui y tuvieron la oportunidad de visitar Puerto Píritu, Barcelona, Mochima, Puerto La Cruz, entre otros hermosos lugares.
Cuando llegaron a Puerto Píritu se encontraron con una familia muy querida que conocieron en El Valle en Caracas, donde todos los años realizaban velorios de Cruz.
La abuela Isabel Teresa los saludó con mucho cariño y comenzaron a recordar otros tiempos en los que Gustavo y María Gabriela jugaban en las veredas con los niños de la otra familia cuando eran más pequeños y por su puesto, recordaron la época en la que preparaban todo para los velorios de cruz de mayo.
Todos reunidos en el velorio de cruz
Ya reunidos en el pueblo El Tronconal de Barcelona, en la casa donde hicieron el altar, todos reunidos, Isabel Teresa, María Gabriela y Gustavo, con sus amigos de Caracas se prepararon par escuchar la décimas y los cantos de fulías para rendirle homenaje a la cruz.
Entre décimas y cantos de fulías
Fueron muchas las décimas que se cantaron y al ritmo de los instrumentos. María Gabriela, Gustavo y la abuela Isabel Teresa, los vecinos del lugar y los amigos de Caracas, seguían con las palmas, la música y el ritmo de los cantos.
Así, hasta entrada la noche, permanecieron en aquel velorio de cruz, que era uno de los últimos de la despedida de la cruz de mayo
A todos les gustó mucho, pues además de agradarlos, les permitía conocer una tradición de nuestro querido país.
Recordando con alegría pero con nostalgia, todo lo vivido…
La abuela Isabel teresa, María Gabriela y Gustavo, ya empezaban a hacer las maletas de regreso, estaban muy emocionados, pero al mismo tiempo un poco tristes porque se terminaba el viaje.
Empezaron a organizar las fotos, a guardar papelitos y más papelitos. Se pusieron a hacer colecciones de cuanto recuerdo consideraban importante,hasta las cintas y los pétalos de las flores del velorio de cruz, las letras de los cantos y los coros de las fulías, las direcciones. En fin, son tantas cosas las que guardan en su corazón.
Los aprendizajes de la vida
Han disfrutado y aprendido tanto. Mucho tienen que contar en la escuela después de este viaje. Esto entusiasma a María Gabriela. La gran cantidad de fotos que organizarán en el álbum. Eso la emociona mucho y la hace sentir menos triste.
Se ve muy orgullosa mostrando las fotos del viaje. Les pedirá a Gustavo y a la abuela Isabel Teresa que la ayuden a escribir notas detrás de las fotos. ¡Qué emocionante! ¡Cuántas cosas ha aprendido!
Por su parte Gustavo, piensa en cómo le gusta ahora la historia de Venezuela y sus tradiciones, que antes le fastidiaba un poquito. Ahora estudiará con interés, bueno y no sólo la historia, porque cuánto aprendió en este viaje. ¡Cuántas experiencias para contar! Cuántos recuerdos en su memoria y en su espíritu.
Piensa que lo más importante de todo, ha sido compartir en familia y el haberse reencontrado con sus amigos de Caracas, que ya son unos adolescentes como él y compartieron bromas y temas de interés.
-¡Qué lindo es haber viajado con María Gabriela y Gustavo!, qué cariño me han dado, cuánto amor y comprensión. ¡Y cuánto aprendieron! Bueno, yo también… Qué maravilloso compartir en familia. Esta es la verdadera fortuna, no importa si no tienes mucho dinero.
Los valores son los que perduran y por supuesto, el amor de nuestros seres queridos. -pensaba la abuela Isabel Teresa mientras arreglaba su maleta. Ojala este viaje pueda repetirse.
Ahora, !viene la despedida!
-¡Ya llegaron, ya llegaron! – dice la señora Martina desde el patio donde riega unas matas, con la manguera, la cual cierra inmediatamente y suelta para abrazar a aquellos tres viajeros, que se convirtieron en parte de la familia. Con los ojos aguados, abraza a la abuela Isabel Teresa, como si ya se despidiera.
Los muchachos amigos de la familia, salen presurosos de la casa, ofreciendo su cariño y con un abrazo solidario entran a la casa.
Despedida y una rica comida
-Les tenemos una rica comida, como a ustedes les gusta, pero además unas sabrosas tortas de ciruela con su respectivo juguito de ciruela también, que los dejarán con ganas de volver pronto.
-Ja, ja, ja –ríe María Gabriela, hablando de ciruelas y ellas aquí.
Almuerzan alegremente con esta familia que, muy temprano al día siguiente, los llevará al Terminal de pasajeros en Puerto la Cruz.
María Gabriela, a escondidas escribe su diario
Querido Diario, no quiero aguantar hasta la noche para escribirte. No sé por qué, pero en este viaje estoy un poco sensible, todo me emociona y me dan ganas de llorar y no me quiero despedir. Me encanta la playa. Sabes que me gusta mucho el mar. Me encantó ver y vivir de nuevo un velorio de cruz, aunque ya lo conocía por la experiencia en EL valle en Caracas…
Un burrito en el diario de María Gabriela.
Querido Diario, pero hay algo que quizás pasó desapercibido para los demás, no se me olvidará que en la posada donde estábamos tenían un burrito que era como uno más de la familia, le dicen Compadre Pancho. Me recordó mucho a los cuentos de Platero y yo que me leía mi abuelo Carlos Alberto, cuando yo estaba pequeña y si mal no recuerdo, el autor se llamaba Juan Ramón Jiménez.
Bueno querido Diario, hasta pronto. tengo muchas cosas que seguir contándote.
María Gabriela.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
https://www.gustavomirabal.es/gustavo-mirabal/el-verdadero-gustavo-mirabal-castro/
https://www.gustavomirabal.es/uncategorized/gustavo-mirabal-en-el-mundo-ecuestre/
https://www.gustavomirabal.es/equitacion/el-hipismo-en-venezuela-tiene-nombres/
http://gustavomirabalcastro.online/
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