Esta es la historia de Gustavo y Carolina en Nueva Esparta – Gustavo Mirabal

En esta ocasión acompañremos nuevamente a nuestros viajeros preferidos: Gustavo y María Gabriela y por  supuesto, la abuela Isabel Teresa quien siempre es su luz y su acompañnte en sus viajes. Pero esta vez,  Gustavo conocerá a una linda joven llamada Carolina, quien llamará particularmente su atención. Así pues, ésta es la historia  de Gustavo y Carolina en Nueva Esparta.

Artículo # 103 de la serie:

Gustavo Mirabal en Venezuela

 

EN PLAYA EL YAQUE

 

Al llegar a Playa el Yaque, al sur de Margarita, Gustavo sintió que había soñado antes con aquel sitio: las tablas multicolores jugando con las olas, “atrapándolas” y “dejándolas” en el mar. Pero no había soñado, era un espectáculo que había visto por televisión en alguna oportunidad.

También los pequeños “veleritos” moviéndose al ritmo del mar. Pensaba en esto cuando a lo lejos vio a Aquiles, un muchacho moreno de unos 19 años, bajándose de lo que pensaba era un “velerito” y caminando hacia la arena.

 El mundo de los veleros

—Abuela vamos a hablar con él —dijo señalándolo. Con aquella exaltación y sin mayor explicación caminó hacia el muchacho.

Comenzaron a hablar y Aquiles les explicó que él venía de hacer un viaje de más de 10 kilómetros desde la isla de Coche. También les dijo que Playa El Yaque era una de las siete mejores del mundo para la práctica del “windsurf” y “kitesurf.

—¿De qué?” —dijo María Gabriela mirando a su abuela, quien sólo alcanzó a encogerse de hombros. A lo que Gustavo agregó:

­__ ¡Ah sí! el windsurf es el deporte que practicaba Francisco allá en Adícora. Pero ¿el kitesurf, qué es?

Enseguida, Aquiles aclaró que el windsurf consiste en desplazarse por el agua sobre una tabla con una vela y dejarse llevar por el viento; mientras que en el kitesurf, la persona se sujeta a una cometa y se desliza sobre el agua con una tabla. Gustavo estaba fascinado con la idea de deslizarse por las olas.

La abuela Isabel Teresa, sin embargo, tenía otra preocupación.

—Aquiles dime, ¿dijiste que venías de Coche? ¿O que viniste en coche?

—“Nooo, abue”, vengo de la isla, de la isla de Coche —dijo riendo-. Mi vehículo es el mar, la tabla y la vela. De verdad “abue” que les recomiendo que vayan, es todo un paraíso.

Gustavo, quien en toda la conversación no había salido de su asombro, comenzó a saltar y dándole la mano a su hermana se dirigió hacia uno de los peñeros que le trasladarían hacia aquel paraíso.

— Apúrese, vamos “abue”, -le dijo riéndose pícaramente.

—¿Abue? ¡Este muchacho! —le reclamó la abuela, también bromeando.

Pero de pronto… Gustavo se transformó y cambiaron sus intereses

 

Ya no eran los veleros, ni las tablas de windsurf lo que le interesaba.

Todas  sus motivaciones  se transformaron  cuando la vio pasa a ella, a la orilla del mar. Todo su interés tuvo otros matices y diríamos  que hasta su vida cambió cuando vio pasar  a aquella jovencitan tan elegante, tan distinguida.

Era Carolina, el amor de su vida

Ella sustituyó el windsurf y cualquier motivación. Su corazón latía aceleradamente y todas las conversaciones perdieron interés para Gustavo. Sólo quería hablar con ella y sobre ella. Así  le pasa  a todos los enemorados…

Desde  que comenzaron a hablar quedaron  como hipnotizados. Alparecer tenían intereses comunes, entre otros, el amor por los caballos. Gustavo se quedó impresionado por los conocimientos  de hípica de Carolina y al mismo tiempo también le comentaba sobre películas, libros y sobre la experiencia en el mar. Su familia tenía casa en la playa en diferentes lugares de la costa venezolana, pero a ella el lugar que más le gustaba era la Isla de Margarita

Se volvió monotemático e intenso… María Gabriela y la abuela Isabel Teresa decían que estaba como embrujado. La abuela, sin embargo, era capaz de comprender aquel estado de anodadamiento y le decía  a María Gabriela:

  • Mija no te preocupes, que  a ti también te va  allegar ese momento, el momento en el que te enamores.

María Gabriela no quiere tener cara  de enamorada

  • Abuela y nosotras  cuando nos enemoramos, también ponemos esa cra lánguida, como la tiene Gustavo ahorita. Está como embobado, ya no puedo ni hablar con él porque no leinteresa nada. Lo perdimos  abuela.
  • No te preocupes, eso es por un ratito y tranquila, que  tu también pondrás esa  cara en algún momento de tu vida.
  • !Ay no abue! Yo no creo que  y llegue a ese estado de… Bueno, ni creo, ni quiero ponerme así, como si estuviera embobada.
  • Ya te veré y  y te preguntaré, ¿mija, por qué tienes esa cara. qué te pasa?… Le comentó la abuela Isabel teresa, con una amplia sonrisa.

 

Hablando de otros temas… Nos contaron que…

Aquiles Zabala vive en la Isla de Margarita y es entrenador de Vela (windsurf) y Kite (Kitesurf) en Playa el Yaque. Es considerado uno de los 10 mejores venezolanos en la práctica de estos deportes y ha representado a nuestro país en campeonatos a nivel mundial.

Está contemplada la creación de una Escuela de Windsurf para Venezuela, donde podrás aprender todo lo necesario para deslizarte en el mar.

Según el cronista del municipio Díaz, Berni Salazar, el nombre de El Yaque se debe a la gran cantidad de plantas de Yaque que hay en este pueblo. Sin embargo, algunos pobladores afirman que es por la abundancia de un pez que lleva el mismo nombre.

Con Carolina hacia la Isla  de COCHE

 

La abuela Isabel Teresa había escuchado alguna vez decir que la arena de Coche era como trigo partido. “Qué buena imagen”, pensó mientras se acercaban a la orilla.

Carolina se sumó al  grupo, con la autorización de sus padres.

SALIERON TODOS JUNTOS EN ESTE HERMOSO PASEO, QUE A LA HORA DE LA VERDAD, MARCÓ LA VIDA  DE TODOS.

Efectivamente, el sol tornaba de diversas tonalidades a las cálidas arenas de la isla en un espectáculo que hacía recordar todo lo que podía haberse dicho anteriormente del paraíso y los lugares míticos del amor.

Qué hermoso cuando las miradas se cruzan…

Pensaba en esto, cuando sus ojos se cruzaron con los del viejo Cheguaco, quien además de escritor y cronista de Tacarigua (en Margarita), también se dedicaba a la pesca. Uno de sus lugares favoritos para realizarla era precisamente Coche. Él la miró fijamente y como para disimular su estupor, se dirigió nerviosamente a Gustavo.

—Cuidado ar bajar, ñero, ñerito —le dijo, mientras Gustavo se tambaleaba en la punta del peñero para no caerse y no quería  que Carolina lo viera tambalearse  a él..

—¡Ñero¡ — Gustavo vio a su abuela buscando un significado ante esa palabra nueva, pero fue inútil, ya que ella seguía con los ojos fijos en aquel amable pescador.

Fue el mismo Cheguaco, quien le respondió a Gustavo, con uno de sus versos:

Ñero,

es el último retazo

que se queda en el aire

al decir compañero

por eso los miteños

que en todo y para todo

usan el compañero

les dicen ñeros…

—¿Y quiénes son los miteños?” —dijo María Gabriela.

Cheguaco enseguida exclamó:

Los miteños son

los mismitos “guaicos”

nacidos y criados

en la Margarita.

Una vez en tierra, Cheguaco le dijo a la abuela que la llevaría a los distintos pueblos de Coche: el Bichar, Güinima, el Amparo, el Guamache y la Uva. Así mismo, también les habló del nácar y los productos que se hacían en la isla con las conchas marinas.

—¿Se anima a ir en bicicleta un rato? -preguntó el pescador.

—Por supuesto -dijo la abuela Isabel Teresa, haciendo gala de su buena salud física.

—Entonces colóquense las gorras, el protector y lleven su agua porque vamos a comenzar err viaje.

Ya en la capital, San José de Coche, les agradó la idea de adobar lo pescado por Cheguaco con la sal producida en las propias salinas de la isla. Luego del suculento almuerzo se dirigieron a las playas.

Esto debe ser  “El paraíso”

—En realidad esto debe ser el paraíso —pensaron María Gabriela, Carolina y Gustavo en un momento.

Qué buen nombre para definir aquel maravilloso trayecto de matices de tierra roja, rojo ladrillo, terracota, ¿Qué color podría representar mejor aquellos cerros? Todo dependía de la luz. Ese contraste entre la terracota brillante que de repente dio paso a un azul cielo fundido con el azul del mar.

EN MEDIO DE ESTE PAISAJE RECORDAMOS  QUE ÉSTA ES LA HISTORIA DE GUSTAVO Y CAROLINA EN NUEVA ESPARTA

—Llegamos a Playa los Cocos -dijo Cheguaco.

Luego, tomarían un taxi que los llevaría a la Punta, es decir, Playa La Punta, donde un grupo de personas practicaban el windsurf y el kiteseurf.

Gustavo, aunque iba con Carolina,  nuevamente se deslumbró gracias a su pasión por los deportes de agua.

María Gabriela, entretanto se maravillaba que entre tanto color ocre, existiera un espacio para el color verde. Verde de grama. Arena y Grama.

A estas alturas, Cheguaco y la abuela Isabel Teresa habían entablado una bonita amistad.

— Como úrtimo destino de este recorrido, le dijo Cheguaco,  le pido mi adorada viejita que me acompañe a un bello lugar que está por aquí cerca.

Playa El Amor

Fue así como desde el acantilado, la abuela, Cheguaco, Gustavo, Carolina y María gabriela, divisaron una playa maravillosa, color azul, transparente, de arenas resplandecientes. A la abuela Isabel Teresa el corazón le saltó y mirando fijamente a Cheguaco le dijo:

—Esto debe ser amor.

—¿Cómo? -inquirió el pescador.

— Digo, la playa, he escuchado de ella -dijo la abuela sonrojándose.

—Exactamente, mi bella viejita, dijo el hombre sin quitarle la mirada, llegamos a Playa el Amor.

La abuela también experimentó sentimientos muy hermosos en este viaje, se conectó con una parte de su ser que se había dormido, quizás con viejas emociones…

Al finalizar la tarde, Gustavo, Carolina, María Gabriela y la abuela sabían que ese día habían recorrido uno de los secretos mejor guardados de Venezuela: El Paraíso de Coche, esa isla pequeña, pequeñísimo manantial de sensaciones y bellezas al sur de Margarita. Es así como comienza una historia. Esta es la historia de Gustavo y Carolina en Nueva Esparta.

Carolina se suma  a las notas  de viaje

Parece mentira, pero ésta es la historia de Gustavo y Carolina en Nueva Esparta.

Al final del paseo, Gustavo, Carolina y María Gabriela se enseriaron demasiado y escribieron  notas  de viaje. Se imaginaron esta vez,  una especie  de juego

Sigan las siguientes instrucciones:

  • Comienza el que al lanzar los dados saque el número más alto. Avanza el peñero, la vela, la bicicleta, el kite o cualquiera que sea la pieza de movilización hasta la casilla uno y contesta la pregunta. Si responde erradamente o no conoce la respuesta deberá quedarse en la casilla y ceder el turno.
  • Preguntas:
    1. ¿Quién fue Cheguaco?
    2. ¿Qué significa la palabra “ñero”, Cheguaco? Utilícenla en un diálogo con sus parejas.
    3. ¿Cuál es la capital de Coche?
    4. ¿Cuales alimentos se producen en Coche?
    5. ¿Cuáles son los límites de la Isla de Coche?
    6. ¿Cuál es el nombre de algunos pueblos de la isla de Coche?
    7. Crear un verso que contenga las palabras: Yaque, Coche, Ñero, Sal y Pescado.
    8. Decir el verso creado anteriormente a sus parejas, con distintas entonaciones: romático, llorón, alegre, peleón.
    9. ¿Dónde se encuentra Playa el Amor, en Margarita o en Coche?
    10. ¿Cuáles son las distintas maneras de viajar en Coche?
    11. Nombrar dos playas importantes de Coche y algunas de sus características más resaltantes.

Y es así como conocemos algunas experiencias y por ello decimos que  Esta es la historia de Gustavo y Carolina en Nueva Esparta.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

https://gustavomirabal.ae/
https://gustavomirabal.ch/
https://www.pinterest.es/pin/642114859350359734/
https://www.pinterest.com/gustavomirabalcastro/
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https://gustavomirabalcastro.online/
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