Artículo #16 de la serie:
GUSTAVO MIRABAL EN VENEZUELA
Antes de hablar del caballo sin cabeza, hablemos del estado Anzoátegui
En este viaje decidimos ir al oriente venezolano optamos por el estado Anzoátegui, un estado de playas muy hermosas, singular representante del Mar Caribe.
Anzoátegui es un estado de muy variados privilegios. Posee diversos tipos de paisajes que le ofrece la naturaleza. Las playas hermosísimas se extienden por más de 125 km de litoral y 35 islas. Las arenas blancas son una invitación al turismo.
Cuando llegamos comenzamos a sentir un calorcito que nos hablaba del olor a playa y a diversión., Frente a un horizonte azul, los rayos del sol se deslizaban en tonos de diversos colores, convirtiendo el aire en una inmensa estela de luz que no bañaba plácidamente.
Decidiendo qué playas visitar
Hay muchas playas – nos comentó uno de los guías – El Balneario Boca de Uchire, playa del Istmo Caribe, el Hatillo, Puerto Píritu, Isletas, Barcelona, playa Lido, Mar y Cangrejo, Acuario, Paseo Colón. Las hermosas playas del Parque Nacional Mochima compartidas con el estado Sucre. Allí están las islas Borrachas, islas Chimanas, playa Puinare, playa El Saco, el Faro, Cachicamo, playa Isla de Plata, Valle Seco, Coloma y Conomita, Punta la Cruz, Ña Cleta, entre otras.
¿Tantas playas? ¿A cuál iremos? – Nos costó decidirnos. Pensamos que el sitio ideal era el Parque Nacional Mochima, Además de ir a la playa, podríamos disfrutar de un viaje en peñero.
-¿Cómo se llega a Mochima?
Para ir al Parque Nacional Mochima se puede tomar la vía Puerto La Cruz-Cumaná, pero nosotros nos fuimos por los embarcaderos del Paseo Colón, desde donde se puede ir también. Además hay salida desde Guanta, Pamatacualito y aquellas playas que cuentan con servicio de peñeros.
Nos informaron sobre muchos detalles sobre el Parque Nacional Mochima
El Parque Nacional Mochima, es un espacio natural conformado por 53 islas de diferentes tamaños y formas, aguas transparentes cuyo fondo es muy rico en corales, exóticos manglares y arenas muy finas. Playas que invitan al descanso por su estratégica ubicación, alejadas del bullicio.
Nos indicaron qué cosa deberíamos llevar y cómo prepararnos para el paseo
Deben salir muy temprano, llevar un equipaje ligero y una carpa para protegerse un poco del sol, también comida, agua, frutas y sándwiches para el camino, lentes para el sol y protector solar.
Si van a llevar cámaras fotográficas, resguárdenlas bien y protéjanlas del agua y de la sal.
El paseo en peñero
El viaje en peñero es un acontecimiento para los niños, especialmente. Un paisaje marino se abre ante nuestros ojos y nuestra mirada alcanza a ver, además de la profundidad del azul del mar y del cielo, las aves que se zambullen en el mar a buscar algún bocado.
-¡Miren, miren!-exclama una de las niñas, casi saliéndose del peñero-Son delfines, vienen detrás de nosotros, nunca lo hubiera creído. Y sin esperar, comenzó a disparar su cámara.
Los muchachos estaban boquiabiertos, casi tocaban los delfines con las manos. De pronto, los delfines se internaron en el mar, para reaparecer a lo lejos. Todos estábamos pendientes de ver de nuevo a los cetáceos, en aquellas aguas cristalinas. Parecía un sueño, un momento como éste bastaba para levantar el ánimo y los deseos de viajar por Venezuela.
En la carpa y comoditos…
Al llegar, los muchachos corrieron muy rápido a buscar un lugar donde acomodarse, como si la playa de blanquísimas arenas no fuera lo suficientemente grande para que todos y todas las personas pudieran disfrutarlas.
Abrimos la carpa y preguntamos:-¿les parece bien este lugar? sólo es para sentarnos un poco y resguardar la ropa y la comida. Y de una vez, sin esperar muchas respuestas todos nos acomodamos para disfrutar.
Conociendo de la flora y de la fauna de Mochima
-¡Qué hermosos árboles! – dan mucha sombra. Nos fijamos que en el Parque abundan los cactus, cujíes, dividivi, yacure, guamacho, espinito y la retama; pero en las islas, hay otros tipos de vegetación.
Una señora que vivió en el pueblo de Mochima conocía bastante de este parque. Nos comentó que en las islas, hay manglares: negro, rojo y el botoncillo, palo santo, jobo, cardón, caujaro, jabillo, guamacho, aragüaney y otros que no recuerdo.
Mochima, entre el estado Anzoátegui y el estado Sucre
Habíamos pensado que EL Parque Nacional Mochima pertenecía al estado Anzoátegui, pero nos aclararon que el pueblo de Mochima está en Sucre realmente. Y nos dijeron también que este sitio no siempre fue un Parque Nacional, que fue declarado Parque Nacional el 19 de diciembre de 1973.
La verdad es que recorriendo todo ese paisaje, uno se llena de vida, de frescura y de tranquilidad y uno quisiera que todas las personas disfrutaran de este paraíso al que todos tenemos derecho, pues Venezuela es de todos y todas. Uno quisiera tener todo el tiempo del mundo para recorrer todito el Parque.
No tuvimos todo el tiempo del mundo, pero nos siguieron contado…
El Parque Nacional Mochima está conformado por un grupo de islas y playas ubicadas en las inmediaciones de Puerto la Cruz y de Cumaná, – comienza en la Bahía de Mochima, con sus aguas tranquilitas, es muy adecuada para las personas que les gusta dar paseos en veleros.
-Entre las islas más conocidas están: las Chimanas, Isla de Mono, Picuda Grande, Caracas, Venado, Puinare, El Saco, el Faro, Isla de Plata, Conoma, Conomita, Isla Arapo y Borracha. Es algo extraordinario, cada una es diferente y más bella que la otra.
El caballo sin cabeza que en Mochima se atraviesa
Hasta el momento habíamos conocido cuentos de espanto y de misterio que nos hablaban de jinetes sin cabezas, que aparecen en distintos lugares, en el bosque y en las montañas, pero no conocíamos historias de caballos sin cabeza y menos, lo podíamos imaginar en un sitio de playa.
Vivimos tantas aventuras en un solo día. Habíamos paseado por las islas, habíamos buceado, hasta nos dio tiempo de remar en un kayak.
¡Parecía que las horas se estiraban! Ya habíamos cenado y nos encontrábamos reunidos en la puerta de la casa donde nos alojábamos. Bueno, realmente, estábamos todos sentados en la acera frente a la puerta de la casa. Hacía fresco y desde ahí veían pasar a los vecinos.
-¡Cuidado te sale el caballo sin cabeza! – le comentó uno de los vecinos a uno de los muchachos.
-¡Uy! ¿Cómo es eso? –preguntaron casi a coro. Claro, lo preguntaron un poco fascinados porque a ellos les encantan los cuentos.
Rápidamente se acomodaron para escuchar la historia. Eso sí, con una sensación inquieta en el cuerpo.
Don Ramón, el vecino comenzó a contar:
Aquí en Mochima, en Pueblo Viejo, aparecía con frecuencia el caballo sin cabeza -y miró los ojos brillantes en los rostros atentos que lo escuchaban.
-Ahora no se le ve tanto, quizás porque la electricidad los espantó. Pero cuando no hay luna, hacia la carretera, si vas solo y desprevenido, casi para la medianoche, puede que te lo encuentres. Anda como encabritado así que más de uno salió atropellado. Lo mejor por si acaso, es andar con una cruz de palma bendita en el bolsillo.
Y siguieron las historias de aparecidos…
-También se escuchaba el sonido de una carretilla rodando con una mujer llorando por su hijo muerto.
-¿Y el hombre negro arrojando fuego por la boca? -pregunta Chucho, entre divertido y asustado.
-Hay quien ha visto un barril rodando y, de pronto, se esfumaba como una nube. Eso lo vio mi papá. “El susto que se llevó lo compuso de tanta parranda”.
-Don Ramón también contó el cuento de las tres mujeres de blanco flotando en el aire, esas almas en pena que te perseguían si no estabas protegido por la cruz bendita. Mucho se hablaba de ellas. También se escuchan por aquí otros cuentos como El hombre sin cabeza, la Llorona, el Silbón, el Ahorcado.
¿Valiente? ¿Nosotros?…
Y no conformes con estas historias, lo muchachos le seguían pidiendo historias de aparecidos a Don Ramón:
- Cuente, abuelo -pidieron en coro los muchachos. Y aunque todas las casas tenían las puertas cerradas, y no había un alma paseando en la calle, ellos continuaron bebiéndose las palabras de don Ramón hasta la madrugada.
No queremos pecar de vanidosos y decir que somos muy valientes; pero tampoco queremos disimular nuestro susto. Es que este señor contaba tan bien sus historias que cuando nos fuimos a acostar, juraríamos que escuchamos como los cascos de un caballo galopando, en el patio de la casona vieja donde nos quedamos.
Referencias Bibliográficas:
https://www.gustavomirabal.es/gustavo-mirabal/el-verdadero-gustavo-mirabal-castro/
https://www.gustavomirabal.es/uncategorized/gustavo-mirabal-en-el-mundo-ecuestre/
https://www.gustavomirabal.es/equitacion/el-hipismo-en-venezuela-tiene-nombres/
http://gustavomirabalcastro.online/gustavo-mirabal/venezolano-gustavo/
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https://es.wikipedia.org/wiki/Parque_nacional_Mochima