Seguiremos recorriendo Venezuela, en compañía de nuestros viajeros preferidos: Gustavo, la abuela Isabel Teresa y María Gabriela. Teníamos tiempo quer no les acompañábamos en sus viajes y en sus relatos. Estaremos con ellos en El Parque La LLovizna del estado Bolívar. Nos encanta este paseo.
Artículo # 127 de la serie:
Gustavo Mirabal en Venezuela
Pero antes de visitar el parque…
Gustavo, la abuela Isabel teresa y María Gabriela estarán en El Parque la Llovizna, pero primero visitron el Ecomuseo del Caroní, ubicado en el Complejo Hidroeléctrico “23 de enero”, en Ciudad Guayana.
Es un hermoso edificio de varias plantas donde se puede disfrutar de exposiciones de ecología, arqueología, historia, arte y tecnología. Los viajeros se sentaron cómodamente a disfrutar de los documentales acerca del río Caroní y otras bellezas naturales que existen en la región.
Una sala dedicada a Francisco de Miranda les llamó la atención, en especial porque hay una réplica de la cama donde murió dicho prócer, la que se observa en el famoso cuadro de Arturo Michelena “Miranda en la Carraca”.
La abuela y sus recuerdos
Antes de estar en el Parque La Llovizna, habían almorzado en el Paseo Orinoco, en un sitio muy ameno llamado la Carioca, desde ahí el imponente río invadía sus sentidos. La abuela rememoraba las veces cuando pasó por el Paseo acompañada de sus amigos y amigas.
La Piedra del Medio
Mientras, María Gabriela y Gustavo estaban impresionados ante el paisaje y con muchas ganas de navegar el inmenso río, en una de las lanchitas que se veían a lo lejos. Pudieron ver desde ahí a la famosa Piedra del Medio, que marca el nivel del agua del río.
Ya en el Parque La Llovizna
Llegaron al parque la Llovizna, rodeado de un bosque y una lloviznita diminuta que le da sentido a su nombre. Entraron por una carretera en muy buenas condiciones, el camino es un poco largo, pero pueden visitarse diferentes escenarios e incluso un teatro. Ellos fueron directo a ver el espectáculo principal de la Llovizna: el río Caroní irrumpiendo en encumbradas caídas de agua, donde árboles gigantescos brindan una sombra merecida, luego del inclemente sol.
Los niños maravillados frente a la naturaleza
Los niños apurados caminaron a la vez que decían:
-¡Apúrate abuela! Es tarde.
-Esperemos el tren -respondió ella.
-Qué va, ya pasó el último, así que a “patitas”, ponte los patines abuela, que aquí vamos.
En poco tiempo, ante los ojos de los tres, el horizonte se impregnó de agua, pero en torrente caída. María Gabriela, y Gustavo no pudieron dejar de correr aquí y allá. María Gabriela con su cámara, tomó fotos por todos los ángulos.
-¡Vengan niños!, por este lado –llamó la abuela Isabel Teresa, y los llevó hacia un recodo del camino, algo estrecho.
-Allí hay un puente que años atrás fue colgante, desde donde pueden disfrutar mejor el espectáculo.
-¡Qué bello abuela! y ¿cómo sabías de esta parte? ¡Mira, cuenta tu cuento como es!
¡Ay! yo creo que tienes un trompo enrollado. ¡Cuéntanos abuela! –pidió María Gabriela.
-Es verdad, hace unos cuantos años, vine a este sitio con mi esposo, el abuelo Alberto, y la pasamos bien. Claro no venía tanta gente…
Pero hay una historia triste…
Aunque quiero que sepan que aquí murió un grupo de maestros que vinieron a una Convención y quisieron conocer el Salto.
-¿Qué pasó abuela? –preguntó María Gabriela.
-En 1964 -respondió la abuela-, se celebró una gran reunión de maestros en Puerto Ordaz. Los maestros visitaron a la Llovizna. Caminaban por un antiguo puente, pero el excesivo peso lo derrumbó. El puente era de tablas y estaba sujeto por unas guayas y los lanzó a las torrenciales aguas del Caroní. Allí murieron muchos maestros y maestras de todo el país y algunos familiares que les acompañaban. Fue muy triste.
-Demasiado triste, abuela. No podemos hacer nada, pero es muy bueno que los niños y las niñas conozcamos ese hecho -agregó Gustavo.
María Gabriela invita a pasar a otros temas
-Bueno, pero dejemos la tristeza. Me gusta que hayas disfrutado con el abuelito-, comentó con picardía María Gabriela.
Los tres se quedan en silencio viendo la maravilla que tienen ante los ojos. A lo lejos se ven lanchas paseando personas por el Caroní. El cielo permanece iluminado y todo alrededor muestra un encanto incomparable. ¡Qué bella es Venezuela! -pensó en silencio Gustavo.
-¡Regresemos muchachos que ya van a cerrar el Parque! y recuerden que iremos a pie.
Un sustito antes de regresar
-¡Qué lástima! Bueno, vamos -respondieron casi sin abrir la boca María gabriela y Gustavo al unísono.
Van rumbo a la salida por la carretera, detrás de ellos unas personas vienen y adelante otras a la distancia. De pronto entre los altos árboles del lado izquierdo brota un lamento, gruñido, aullido, graznido, no se puede definir qué es. Aterrados avanzan despacio; eso sí, los tres muy asustados y juntos.
!!!Araguato a la vista!!!
Gustavo y María Gabriela delante de la abuela. De pronto el sonido es mayor y más escalofriante, María Gabriela mira a los árboles y ve un araguato muy grande: pelos anaranjados que cubren su cuerpo, dos líneas rojas en su rostro amenazante, de dientes grandes y puntiagudos.
-¡No veas abuela! -dijo María Gabriela, pero ya Gustavo y la abuela lo habían observado también.
-¡Vamos despacio! -aconsejó la abuela- Él no hace nada cuando está solo. Está asustado y por eso aúlla, para darse ánimo. Pero no se confíen, caminen rápido y no lo fotografíes, que se puede asustar más.
En la puerta los vigilantes no se alarmaron por el araguato.
-Ellos no hacen nada, nunca bajan de los árboles. Así que pueden estar tranquilos, además hay mucha seguridad en el Parque. Vayan tranquilos.
Se detuvieron a tomar un helado en el cafetín casi a la salida del parque y de allí, muy cansados, se fueron al hotel a prepararse para el día siguiente.
Gustavo y María Gabriela escriben sus notas de viaje y sueñan nuevas aventuras
QUÉ MARAVILLOSO ESTE PASEO POR EL PARQUE LA LLOVIZNA, COMENTARON AMBOS.
Comenzaron a escribir sus notas y su diario respectívamente, hablaronj de las bellezas naturales, de las cascadas, de las aventuras y por supuesto, de sus palnes de volver
Cual eploradores, planificaron actividades:
Planificar un viaje con los amigos, con sus padres y madres para el parque La Llovizna
- Sacar cuenta del presupuesto que necesitaremos.
- Lleven una cámara de fotografías, grabador, si fuera posible, binoculares, etc.
- Al regreso utilizar papelógrafos y con pintura, para plasmar los elementos del parque que más nos gusten.
- Elaboren poesías, cuentos, cantos alusivos al paseo por la Llovizna.
En fin, se pueden realizar tantas actividades… Lo haremos. Claro que lo haremos y lo disfrutaremos, tanto, o más que este viaje.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
https://gustavomirabal.ae/
https://gustavomirabal.ch/
https://www.pinterest.es/pin/642114859350359734/
https://www.pinterest.com/gustavomirabalcastro/
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https://www.wattpad.com/story/129398546-g-c-farm-gustavo-mirabal-castro-en-venezuela
https://gustavomirabalcastro.online/
https://gustavomirabalcastro2.wordpress.com/acerca-de/