Había una vez y aunque ustedes no me lo crean – Gustavo Mirabal

Si hablamos de la historia de la humanidad, hablamos  de la historia de la palabra. Había  una vez y aunque ustedes no me le crean es una de las frases  clásicas con las que se inicia la narración de los cuentos de tradición oral.

La experiencia  de contar y escuchar Historias

La vida es una larga historia contada en diferentes momentos, en diversos ámbitos, por  distintos personajes.

La narrativa es parte esencial de la vida y de la historia de la humanidad. Esta experiencia esta  presente en los orígenes  del mundo.

Fue necesaria la palabra par expresar necesidades, para  hacer las grandes preguntas y para tratar de encontrar las  respuestas a las incoógnitas  que mueven a los seres humanos desde sus orígenes.

Abuelo contando cuentos

Todos y todas  contamos historias..

Todas las personas alguna vez hemos contado algo que nos ocurrió, algo que nos sorprendió  y afectó nuestra vida.

Algunas veces contamos las experiencias que vivimos, pero también narramos lo  que hacen otras personas.

Contamos  lo que hacen personajes de la vida cotidiana, que llaman nuestra atención y a veces, también imitamos a esos personajes, nos apropiamos de sus gestos, de sus dichos, de sus palabras, de sus movimientos.

Cuántas veces hemos esscuchado la expresión Había una vez y aunque ustedes no me lo crean…

Contar es una experiencia  comunicativa

La narración oral es ante todo una experiencia comunicativa, esencial al ser humano.

Con el transcurrir del tiempo  ha ido adquiriendo otras dimensiones, vinculadas con  diversos entornos y experiencias socioculturales.

Este  arte comunicativo de todos los tiempos, es el arte de la palabra viva, vinculado con las culturas ancestrales, con tradiciones milenarias.

Esta experiencia está muy vinculada con la literatura escrita, con el mundo de las imágenes, con distintos escenarios, con diferentes públicos.

Contar cuentos es un arte

La  narración oral como profesión artística, como técnica es relativamente un arte nuevo. Se da en los países escandinavos a finales del siglo XIX, dentro de las bibliotecas y dirigido especialmente a instaurar el cuento oral para los niños.

Se extiende muy rápidamente a finales del siglo pasado y a principios de este siglo XX, por los Estados Unidos, Inglaterra, por el resto de los países europeos y llega a algunos países latinoamericanos.

Después de un período de auge, sobre todo en Centroamérica, empieza a declinar, tal vez, porque estuvo siempre muy encerrada en ese ámbito de las cuatro paredes de la biblioteca o del aula.

No es que esto no sea muy importante, pero evidentemente, para poder influir y extenderse, necesitaba conquistar otros sectores y otros ámbitos.

Hay que tomar en cuenta que el cuento oral es una de las prácticas sociales más antiguas de la humanidad.

Se cuenta desde que el ser humano es ser humano, y el cuentero –ese personaje comunitario, no por ingenuo menos pleno de sabiduría, que cuenta desde una circunstancia predominantemente oral– recoge no sólo las tradiciones y los sucesos de su comunidad.

Por  todas estas  razones es difícil desprenderse de esa maravillosa  expresión:        ” Había una vez y aunque ustedes  no me lo crean…”

Por la voz de los cuenteros  comunitarios se van transmitiendo las historias de otras comunidades y, además, va educando a las nuevas generaciones.

Recordemos que en las tribus, los personajes más importantes eran el jefe de la tribu, el guerrero capaz de guiar a la comunidad a la caza o guerra, y el cuentero.

La palabra y la voz, recursos de nuestra esencia

 

“Se ofrecerá así la fuerza de la palabra oral en una dimensión educativa y artística, múltiple e íntima a la vez, hecha posible gracias al prodigio de “la magia de lo invisible”. (Izquierdo, C. 1985: 18)

 El escuchar un relato, nos sumerge en una situación de encantamiento, en un mundo de evocaciones y de ensueños. Se abre ese espacio para la quietud interior.

La armonía de las palabras que construyen la historia, unida a la fuerza y a la vitalidad de una voz que trasciende el tiempo y el espacio, nos trasladan por una parte, a tiempos ancestrales, y por otro lado, nos ubican en el aquí y el ahora de nuestro mundo interior:

“…Se le pueden evocar sus recuerdos de infancia. Pero no se trata de una regresión, de volver a dichas olvidadas y sepultadas.  Se trata de mostrar poco a poco  al oyente la esencia  del sueño íntimo…” (Bacherlad, G. 1985: 221)

 

 Juego, Voz y Oralidad

 

Es importante destacar la fuerza de la oralidad, presente en la experiencia  narrativa  centrada en la voz y en la gestualidad,  en la experiencia de escuchar, donde podemos aprehender un universo significativo.

En las voces de los narradores y narradoras orales,  también podemos aprehender  nuestras propias voces, a través de los cuales podemos recrear todo el universo. Veamos que nos dicen algunos autores en este sentido:

“…La voz del hombre es el vehículo de su fuerza creadora”. En los matices de la voz nos encontramos con la ternura, con actitudes y expectativas, con diferentes emociones que nos ubican en un contexto.  (Civrieux, 1970: 20)

Había una vez y aunque ustedes no me lo crean…

“…La voz implanta y promueve otros valores, que en el momento de la ejecución se integran al sentido del texto transmitido, lo enriquecen y lo transforman, hasta el punto de que a veces hacen que signifique lo que no dice. La voz, efectivamente, desborda a la palabra”. (Zumthor Paul, 1985: 17)

El dragón de las palabras

 

El mundo de las palabras, esas “que convierten en nuestros amuletos” en muchas ocasiones, nos toca en la experiencia de contar cuentos, para vincularnos con un juego interactivo de recuerdos de ensueños, de afectividad y de espiritualidad.

El conjunto de testimonios que vamos conociendo progresivamente, nos habla entre otras cosas, de la importancia de rescatar la esencia de mundo de las palabras y del niño que todos los seres humanos poseemos y necesitamos para formar a los seres que están a nuestro lado.

Valga decir: es necesario que maestras y maestros, rescaten la verdadera importancia del niño, de su propia esencia.

La oralidad presente de generación en generación, forma parte de nuestra vida cotidiana, de nuestros procesos comunicacionales, cargados de afectividad, de sabiduría. Y no necesariamente, debemos aludir a nuestros ancestros para hablar de la presencia de la oralidad; ésta también se evidencia en las voces nuevas, como lo observamos aquí, en el conjunto y en cada uno  de los testimonios que hemos podido conocer en lo cotidiano en muchas experiencias  de la actualidad.

La palabra, el tiempo y el espacio en la experiencia del Había una vez y auque ustedes no me lo crean…

 

La trilogía de la palabra, el tiempo y el espacio aparece en esta experiencia, en un conjunto de vivencias que nos identifican, que nos acercan y no nos toman por sorpresa, aunque quizás, el manto del asombro, pudiera abrigarnos por momentos, cuando descubrímos a través de nuestras propias palabras, que somos capaces de expresar abiertamente delante de los otros, nuestras fantasías, nuestro mundo de ensueño, nuestra propia infancia.

Contando cuentos en la biblioteca

 Cuando nos reunimos para contar cuentos

Digamos que cuando nos reunimos para narrar cuentos, cuando nos sentimos convocados mutuamente a sentarnos en círculo, y en torno al fuego, independientemente de los ámbitos específicos en los que nos juntamos para narrar historias, nos reencontramos en la comunión y la interacción de todos los participantes en esta experiencia.

Nuestros ancestros reunidos en torno al fuego, contando historias

Digamos también, que el hechso de apagar la luz y encender una pequeña vela y colocarnos todos, silenciosamente en principio, frente a ella; todo esto crea externamente en contexto lleno de magia y encantamiento.

Había una vez y aunque ustedes no me lo crean, ha formado parte de la vida de muchas personas. Quienes  no hayan tenido la dicha de contar y escuchar cuentos  bajo un cielo estrellado, o reunidos en la casa cuando no hay luz, escuchando las voz  de los abuelos  o de las tías narradoras. Quienes no conozcan esta experiencia  de reunirse  en círculo en torno a una pequeña  vela, o una fogata, no saben todavía lo que es la verdadera magia de una aventura. Los invitamos  a compartir esta aventura y disfrutar del Había una vez y auanque  ustedes no me lo crean…

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

https://gustavomirabal.ae/
https://gustavomirabal.ch/
https://www.pinterest.es/pin/642114859350359734/
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