Era un primero de octubre del año 331 antes de Cristo, Alejandro legendario líder macedonio de las tropas griegas y jinete notable, montaba aquella mañana a su caballo Bucéfalo, se disponía a librar la batalla que pondría fin a la última de las guerras medicas, fungiendo como Jefe Guerrero, ante las tropas Persas, responsabilidad histórica en la que le precedieron Leónidas y Themistocles. Era el desigual enfrentamiento de aproximadamente 47.000 griegos contra cerca de 240.000 persas, el peso del mundo sobre los hombros Alejandro.
A pesar de la diferencia numérica, el ejército macedonio estaba habituado a luchar ante ejércitos masivos, antecedentes como la defensa del paso de Termopilas (Aguas Calientes) por parte de los 300 Héroes ante Xerxes (Jerjes) eran parte de la idiosincrasia griega por otro lado a Alejandro le acompañaban como generales hombres de estatura moral e inmenso conocimiento en artes bélicas, es el caso de Ptolomeo padre de la Dinastía Ptolemaica y ancestro de la mismísima Cleopatra quien asentaría su linaje en la cuna de la ilustración del mundo antiguo … Alejandría.
Ptolomeo junto a los generales griegos Casandro, Antígono, Seleuco, Lisímaco ejecutó con precisión quirurgica las acciones tácticas que configuraban el cuerpo de la estrategia que Alejandro preparó para esta batalla, la cual, por su componente de innovación, es de examinación obligada al día de hoy por los estudiantes de artes militares.
Básicamente Ptolomeo y compañia hizo el trabajo “sucio” de la distracción y el engaño, especificamente acompaño a Alejandro en una modificación del movimiento táctico de la falange oblicua de Epanimondas, habida cuenta que por la diferencia en el tamaño de los ejercitos era imposible rodear al enemigo y en consecuencia no podían ejecutarse los movimientos tácticos frecuentemente utilizados por Alejandro, a saber: el “Martillo” y el “Yunque”. Entonces para evitar ser rodeados por el gran ejercito persa, organizaron la falange en niveles y adicionalmente Alejandro tomo el mando de la caballería y cabalgó hacia la derecha seguido por sus honderos alargando ese flanco:
Esta disposición y movimiento del ala derecha, fue una táctica nunca antes realizada por ningún ejercito griego – ni espartano, tebano, macedonio, ateniense – conformaba una alteración innovadora de la forma de pelear griega que desarticuló y anuló al ejercito rival, el cual intentó seguir al batallón de Alejandro y abrió una brecha en el centro de la alineación de los Persas donde se hallaba el Rey Dario III .
Este movimiento desestabilizó al ejercito enemigo y terminó en una retirada y muerte de Darío III -traicionado por su séquito de elite “Satrapa”- y consecuente fin del Imperio Persa (Aquemenida). Esta parte de la historia es una tragedia historica digna de otro árticulo completo.
El papel de Ptolomeo al igual que el resto de los generales fue el de utilizar el engaño para tomar al rival por sorpresa, táctica universal reflejada no solo en la historia occidental sino tambien en la oriental como bien documentan el Tzun Tzu y las 36 estratagemas chinas, enmarcada por supuesto en la magistral estrategia del genio militar de Alejandro El Grande.
Gaugamela seguirá siendo estudiada por siglos tal como ocurre con la Batalla de Zama donde perdió Anibal ante Escipión el Africano, Waterloo donde Wellington vence a Napoleón o la entrada a Normandía por parte de los Aliados occidentales en la 2da Guerra Mundial, sin embargo se diferenciará por el componente de innovación disruptiva que el caudillo macedonio introdujo en último momento.
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