Caballo ideal para Equinoterapia
El mundo de la hípica ofrece diferentes herramientas que son de alto alcance para todos los seres humanos.
La equinoterapia es una de las tantas actividades con bondades que implica la elección de un caballo ideal para ayudar a personas con condiciones de salud.
Esta actividad es más conocida como una disciplina que ayuda desde ese binomio que se desarrolla entre el caballo y el ser humano a partir de los afectos.
El principal interés es lograr la integración y desarrollo pleno de las personas que presentan alguna discapacidad a la sociedad, y la terapia con caballos facilita este fin.
Es importante definir lo que es la equinoterapia, para ello el Gobierno de México explica lo siguiente:
“La equinoterapia es un tratamiento que usa los movimientos de un caballo para lograr las respuestas deseadas en una persona, en función de su discapacidad. La persona con discapacidad puede estar sentada sobre el caballo en una variedad de posiciones, aceptando pasivamente el movimiento del caballo. El caballo actúa como una base dinámica de soporte sobre la que la persona puede coordinar y controlar sus movimientos”
De acuerdo a lo expresado previamente, el caballo es un medio que ayuda desde el movimiento a las personas que padecen alguna discapacidad o condición de salud.
Recordemos que hay afecciones de salud que pueden ser transitorias o permanentes, y lo que se busca es la recuperación del paciente.
Por lo tanto, la elección correcta del caballo para ejecutar estos procesos es un gran compromiso con la salud de seres humanos.
Igualmente, el caballo tiene gran protagonismo en la medida que da soporte al paciente y desde la marcha debe coordinar y moverse dentro de un espacio determinado.
Una gran terapia con grandes beneficios
Los registros históricos del empleo de caballos para la recuperación de pacientes sugieren que los griegos ya tenían referencia de ello 460 a.C.
Aunque inicialmente, fue más referida a la equitación que ayudaba a tonificar el cuerpo y mejorar el ánimo de las personas.
Posteriormente, finalizando el siglo XIX se notó que había mejorías a través de la monta, en pacientes con patologías psicológicas, motrices y neurológicas.
Por hoy, sabemos que el abordaje correcto en la equinoterapia se puede emplear diferentes técnicas y metodologías.
Estas sesiones favorece a un mejor equilibrio y reacciones posturales de los pacientes con diversas patologías.
Así mismo, para poder acordar la necesidad de emplear este tipo de terapia, es vital contar con un equipo interdisciplinario, entre ellos la intervención de psicólogos.
Quienes apoyan en esta terapia deben tener amplia experiencia y conocimientos sobre el lenguaje de los caballos.
Por cuanto, deben ir adaptando el ritmo a las necesidades de las personas que usan este tipo de terapia.
Es importante destacar, que existe gran cantidad de beneficios detrás de la equinoterapia, entre los más conocidos se encuentra:
Las personas que tienen sesiones de equinoterapia con frecuencia pueden sentir bienestar, diversión, emoción y mayor motivación.
También, a los pacientes se les permite cepillar a los caballos y consentirlos, siendo esto favorecedor para mejorar la afectividad y amor hacia el mundo animal.
En la medida que se desarrollen las actividades con caballos, el paciente puede experimentar mejor atención, concentración y fortalecimiento de las habilidades perceptivas.
En tanto el fin último de la equinoterapia es lograr la adaptación social y la posterior integración a la sociedad de las personas que experimentan algún padecimiento de salud.
Un caballo ideal para recuperar la salud
Lograr que la equinoterapia sea un medio realmente exitoso para todas las personas que requieren este servicio, es una decisión compleja.
Debido a que esto implica saber reconocer el lenguaje y personalidad de cada equino.
En concordancia a ello, los caballos que se entrenan y preparan para prestar este beneficio deben reunir una serie de criterios, entre los más importantes:
La edad del caballo es un criterio importante, lo más recomendable es que tenga de siete a veinte (7 a 20) años.
Los potros no son muy recomendables puesto que pueden ser muy inquietos y ponen en riesgo la vida de los pacientes.
El caballo es acertado que goce de cualidades en su personalidad indispensables como: la nobleza, confianza, tranquilidad y serenidad.
También, debe ser paciente, sensible, fuerte, resistente y cariñoso.
De manera que con esas virtudes pueda ser más exitosa la terapia con caballos y no ponga en riesgo la seguridad y vida de alguna de las personas implicadas en el proceso.
Conforme a lo anterior, el entrenamiento hacia los caballos que son empleados para la equinoterapia debe contemplar el manejo de los ruidos y movimientos toscos.
En medio de escenarios que implican los ruidos y esos movimientos, el caballo debe conservar su serenidad.
Para el desarrollo de la equinoterapia no es importante la raza del equino.
Debe considerarse las cualidades físicas del animal para que pueda tolerar el peso de los pacientes e incluso de algún terapeuta al mismo tiempo.
La preparación y entrenamiento de caballos para la equinoterapia
Como ya se ha explicado previamente, los caballos ideales para la equinoterapia deben gozar de una buena conformación física y acorde anatomía que favorecerán el patrón del movimiento del caballo.
Igualmente, debe considerarse la marcha del animal, la simetría y la calidad de su musculatura del dorso para que pueda ser viable para el desarrollo de la equinoterapia.
Dentro de las características que tiene el entrenamiento para ser el caballo ideal en la equinoterapia, se atiende a la anticipación de situaciones como parte de los procesos de cada sesión.
Es por ello, que el caballo aprende a reconocer los recursos más usados en la equinoterapia, entre ellos: el juego, pelotas, sonidos, entre otros.
También es necesario que conozcan las sillas de ruedas o muletas, e identifiquen sonidos que pueden ser comunes en los pacientes con diferentes patologías.
Lograr preparar el caballo ideal para la equinoterapia es estar atento constantemente a las cualidades físicas de los caballos.
En otras palabras, se trata de fortalecer la musculatura abdominal y el cuello de los equinos.
Se trata de pensar en la postura, de buscar el movimiento correcto del caballo, que se eleve el dorso, para que pueda tolerar el paciente e incluso el terapeuta.
Además preparar al caballo ideal implica gestionar ejercicios como: propiocepción, estiramientos, trabajo de musculatura estabilizadora y algunas reacciones reflejas.
Es recomendable utilizar con los caballos diferentes superficies, el campo, la arena, subidas y bajadas.
Esto ayuda a que el caballo pueda conocer otras dinámicas y pueda desconectarse de sus rutinas y conceder nuevos estímulos.
Cuidar al caballo ideal para la equinoterapia es
Siendo el caballo de equinoterapia un medio para la recuperación de otros, es necesario cuidar de él.
Por tanto, siempre se debe estar atento a la alimentación, la piel, mantenerlo hidratado, que pueda ser revisado constantemente por el veterinario.
Es vital revisar el herraje, cuidar de la dentadura y de las zonas de descanso del animal.
De esta manera, un caballo cuidado, apreciado y protegido podrá servir a los seres humanos desde el amor, la tranquilidad y bienestar.
Cuidar el caballo es pensar en sus necesidades, es estar atento al lenguaje corporal para interpretar sus requerimientos y entender que es un ser que sirve a otros.
Finalmente, el caballo es un aliado incondicional que no sólo es parte de la historia de la humanidad, por hoy es un medio para la recuperación de pacientes con diferentes condiciones.