Artículo #10 de la serie:
GUSTAVO MIRABAL EN VENEZUELA
A la laguna Negra hay que llegar tempranito, porque después de mediodía ya oscurece
Hoy les hablaremos de nuestra visita a la Laguna Negra del Estado Mérida, Salimos muy temprano, por la madrugadita como a las 5.30. A la Laguna Negra hay que llegarle bien temprano, para regresarnos antes del Mediodía, cuando aún esté claro y sin mucha neblina. Así no los explicaba el guía
Nos planificamos para ir a La Laguna de Mucubají de regreso, nos quedaba en la vía. Pensamos además que si no había buen tiempo ya estaríamos cerca de la carretera.
Los muchachos salieron con todo su equipo de viajeros y de expedición Además colocaron a su vista y alcance, donde no se les olvidara, sus abrigos, sus ruanas, sus guantes, su pasamontañas y, ¡Ah!, muy importante, ¡La cámara!. Todo listo esperando por ellos.
Un día soleado espectacular
El día amaneció radiante con un sol calientito. Mientras iban en el carro, se llenaban los ojos y los sentidos con el paisaje del solitario páramo: muchas montañas, una tras otra, una carretera, la Trasandina, angosta y empinada, pueblitos a la orilla de la carretera, poca gente en la calle, y ese cielo azul, límpido, con pocas nubes y además de todo, blancas, como en las pinturas de los niños. Todo presagiaba un hermoso día.
Por fin, a unos tres kms de Apartaderos, en la vía que conduce hacia Santo Domingo y Barinas, en el Parque Nacional Sierra Nevada, muy cerca de la carretera se encuentra la salida hacia la Laguna de Mucubají, allí pararon el carro y se dirigieron hacia los guías.
Camino a la Laguna Negra
– ¡Buenos días! Somos cinco y queremos ir a la Laguna Negra, nos han dicho que se puede ir a pie o a caballo, así que nos gustaría saber qué es lo mejor y también los precios, dijo el guía que los acompañaba.
– ¡Ah! Eso sí es bien bonito, pero les aconsejo, que mejor alquilen los caballos, porque a pie es muy lejos, se toma como tres horas para ir y más para volver y el regreso es cansón, porque es en subida y hay que hacerlo lentico.
El recorrido es a caballo y despacito
Si van a pie, todo el paseo se les vuelve camino y eso sí no vale la pena, porque lo mejor es tener tiempo allí para disfrutar. En cambio, si van a caballo no les toma más de hora y media llegar y un poco más la vuelta, y mire que los caballos si son bien mansitos y les mando el guía y todo.
Por los precios no se preocupen siempre les hacemos unos precios especiales a los turistas, porque nos gusta que conozcan por aquí y que se lleven buenos recuerdos de nosotros y de nuestro estado. Además, los niños y la abuela pagan mitad precio. Así que por precios no nos vamos a parar -comentó el dueño de los caballos.
Y dicho esto, cada uno tomó un caballo, y ya el guía los iba a empezar a conducir, cuando la Abuela, que, estaba retomando sus conocimientos ¨ecuestres¨, llamó a uno de los niños para que le tomara una foto.
–¡Espérenme, no se vayan! ¡Siempre había soñado montar caballo y esta es mi oportunidad y después, cada vez que yo vea esta foto voy a revivir este momento –dijo con firmeza la abuela .
– ¡Quedaste linda! –comentaron los niños, y acto seguido le mostró la foto en la cámara.
Hay que encomendarse a las divinidades para que nos cuide en el camino
Luego, siguiendo al guía se enrumbaron hacia la Laguna Negra, no sin antes, en actitud de recogimiento pedirle permiso a las divinidades para transitar esos espacios.
Recorrimos senderos estrechos, entre las imponentes montañas andinas con paisajes de desfiladeros y ruidosos riachuelos, que a trechos nos asustaban un poco, pero podía mucho más el disfrute de aquello y el deseo de conocer, que cualquier atisbo de temor. ¿Cómo sería una Laguna Negra?…
Al rato, como el día estaba despejado, paramos en el mirador desde donde se apreciaba una vista de la Laguna Victoria, y un sembradío de hermosas flores rojas, cuyo nombre no pudimos precisar.
¡Por fin! Llegamos a la Laguna Negra
Después de unas dos horas llegamos a la laguna Negra, situada entre el páramo de Mucuchíes y Santo Domingo. Su color oscuro y el silencio total que la envuelve impresionaron a los muchachos y a nosotros también. Era como estar en el centro del mundo.
Contrariamente a nuestras expectativas, nos agradó, disfrutamos del contraste entre lo oscuro de su color, la claridad del cielo, el marco montañoso y la tierra de color gris verdoso que la rodea.
Más aún, nos gustaba que fuese alargada y estrecha, normalmente no eran así, y en particular, nos fascinó ese ¨riíto¨, el Santo Domingo, que como culebrita, salía de ella, además de ese aire de misterio, de encantamiento que la seducía.
Laguna Negra, estado Mérida.
Un extraño personaje aparecía y desaparecía.
– ¡Ay!, me quiero bajar del caballo y caminar sobre esta tierra tan extraña -dijo una de las niñas y acto seguido se bajó y todos los demás hicieron lo mismo.
Pero nosotros hace rato que percibíamos algo extraño de verdad, teníamos reto viendo a una mujer montada a caballo que aparecía y desaparecía en el camino en medio de espacios de neblina. Era una mujer alta, muy bien ataviada, con un abrigo muy elegante y de cabello largo, recogido con una crineja. La veíamos pasar a nuestro lado, pero con las mismas, desaparecía inmediatamente. No quisimos alarmar con ningún comentario, pero sentíamos una rara sensación, no nos atrevemos a decir que era miedo, pero era algo parecido, en medio de aquel ambiente se misterioso.
Entre risas y misterio y el reclamo de las montañas
Luego de dos horas a caballo, se sintieron extraños, inusitadamente pequeños. La abuela se quejaba, a ella le parecía que no podía cerrar sus piernas, todavía ahorcajadas por el paseo a caballo. Ni mucho menos podía apoyar sus pies, que por estar tanto tiempo colgantes ya no respondían a las órdenes de su dueña.
Los muchachos se dieron cuenta de lo que le sucedía y se acercaron a ella, la abrazaron y la sostuvieron hasta que sus piernas y pies le volvieron a obedecer.
Y luego saltaron, rieron y su risa, hizo eco en el marco de las montañas, y era tal la algarabía, que parecía que les respondían con alegría.
Era una escena de integración con la naturaleza; pero una de las guías intervino pidiéndoles que bajaran la voz, que no se podía perturbar el silencio y quietud de las montañas, que las aguas de la laguna se pondrían más oscuras, que las montañas podrían perturbarse y que el día podría echarse a perder.
Descubriendo el misterio de la mujer a caballo
Una vez que nos dijeron esto, pues nos pusimos más atentos apara ubicar a la mujer que cabalgaba silenciosamente al lado de nosotros y que aparecía y desaparecía…
Preguntamos a los guías y nos dijeron que no nos preocupáramos, que eso ocurría con frecuencia, que era el espíritu de la dueña de los caballos que había fallecido hacía poco tiempo, pero que siempre cuidaba a los turistas, sobre todo cuando en los grupos en los que habían niños y personas mayores
Así que los muchachos “se tranquilizaron” y tomándose de las manos con la abuela se unieron en un abrazo largo y profundo como los farallones que los rodeaban. Y no se soltaron hasta que llegaron al destino de regreso.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
https://www.gustavomirabal.es/gustavo-mirabal/el-verdadero-gustavo-mirabal-castro/
https://www.gustavomirabal.es/uncategorized/gustavo-mirabal-en-el-mundo-ecuestre/
https://www.gustavomirabal.es/equitacion/el-hipismo-en-venezuela-tiene-nombres/
http://gustavomirabalcastro.online/
https://www.instagram.com/gustavomirabal.es/
https://www.linkedin.com/in/gustavomirabalcastro/
https://twitter.com/gmirabalcastro2
http://about.me/gustavomirabal
http://www.merida.gob.ve/merida/losparamos.htmlhttp://www.meridapreciosa.com/cultura/calendario.htm
http://www.extremesports.com.ve/domino/htm
http://www.mipunto.com/venezuelavirtual
CATEGORÍAS: HITORIA REGIONAL, LITERATURA ORAL
Palabras claves: Mujer a caballo. Laguna negra