Un caballo, en una fiesta de pajaritos
Esta fue la sorpresa que vivieron todos los asistentes a la visita de la estación de Rancho Grande aquel día del mes de octubre de 2006, cuando Gustavo, María gabriela y la abuela Isabel teresa paseaban por distintos lugares del estado Aragua. Todos vieron un caballo en una fiesta de pajaritos.
Artículo # 129 de la serie:
Gustavo Mirabal en venezuela
Preparando la salida a la estación de Rancho Grande
Gustavo, en compañía de sus padres y de su hermana María Gabriela, estaba de viaje por el estado Aragua y corrieron con la suerte de compartir el paseo hacia la Estación Biológica de Rancho Grande, con los niños integrantes del grupo de Los Pastores de El Limón. Después de comerse un rico desayuno, los viajeros se despidieron de sus anfitriones.
-Gracias por todo, señor Custodio. Perdone las molestias, señora Carmen.
-No hay de qué, amigos. Estamos para servirles. Vuelvan cuando quieran.
-Lo pasamos chévere -se expresaron casi al unísono Gustavo, María Gabriela y los demás.
Después del desayuno…
Y como dice el dicho, “Barriguita llena, corazón contento”. Y a montarse corriendo en el autobús, pues el chofer tenía rato esperando.
Gustavo y María Gabriela trataban de ayudar a una de las abuelas de los niños, a montarse en el autobús, pues las escaleras son un poco altas para ella; pero la cosa estaba un poco difícil.
Respeto para las abuelas
-Abuela, ¿tú como que estás más gordita? No podemos contigo. Ten cuidado, no te vayas a caer.
-Bueno niñas, hagan el favor de respetar, y más bien ayúdenme sin protestar.
-Está bien abuelita linda. No te molestes, nosotras te ayudaremos-, respondió cariñosamente maría Gabriela.
Después de algunos esfuerzos ya estaban todos montados en el autobús, rumbo a Rancho Grande; la Estación Biológica del Estado Aragua, que está ubicada en la carretera de Ocumare de La Costa.
La luz más hermosa del mundo
El espacio se llenó de luz y de alegría, con aquellos niños y niñas cantando y con la participación de un guía muy entusiasta que les enseñaba canciones y juegos por el camino.
La estación Biológica de Rancho Grande
El Rey del Cuchicucheo:
Amo a mi primo, mi primo hermano /
Canto con mi primo mi primo vecino /
Danzo con mi primo, mi primo hermano /
Amo a mi primo, mi primo vecino /
¡Alto allí! /
¿Por qué? /
Porque el Rey del Cuchicucheo ordena /
¿Qué ordena? /
Que nos bajemos en la Estación Biológica de Rancho Grande.
Ya en la estación biológica
En la Estación Biológica los esperaba el señor Ernesto Salazar, el guardabosque, un señor amable y buen conversador, quien los acompañaría en el recorrido por todas las instalaciones.
De pronto, los niños pastores, Gustavo y María gabriela, sus padres y los demás adultos que los acompañaban, quedaron prácticamente paralizados frente a un espectáculo maravilloso.
UNA FIESTA DE PAJARITOS
Ocurrió que centenares de aves surcaban el cielo y algunas se posaban en los árboles gigantes y en los arbustos más pequeños y cada uno les regalaba una melodía diferente.
-Papá, mira eso. ¡Qué bello! Son montones de aves -dijo María Gabriela, llena de asombro
-De verdad, hija. Cientos de aves de diferentes colores. Cuánta belleza, y ¡cómo cantan!…
– Gustavo, María gabriela, ¿no les parece maravilloso, este encuentro con las aves, de múltiples colores y tan cantarinas?
-Sí papá. Claro que sí. Esto parece una gran fiesta de pajaritos-, contestó llena de alegría María Gabriela.
El señor Ernesto y el guía les explicaron que lo que estaban viendo era el paso de las aves migratorias que vienen de distintos países del mundo, protegiéndose del invierno, que vienen en distintos momentos, del norte o del sur del planeta.
A todas éstas, hubo otra cosa que llamó la atención de Isabel Teresa y preguntó:
EL AGUA DULCE QUE LOS ATRAE
-Señor Ernesto, ¿para qué son esos potecitos con agua que están colocados en distinto lugares de Rancho Grande?
-Bueno, yo te lo iba a explicar, pero mejor que te lo digan ellos.
-¿Quiénes? -preguntó nuevamente María Gabriela.
Cuando María Gabriela levantó la mirada, pudo ver a varios colibríes que revoleteaban cerca de los recipientes, los cuales contenían agua de azúcar.
Cada colibrí marcaba los pasos de una danza con su vuelo y trataba de meter su piquito en un envase.
El señor Ernesto acercó a María Gabriela a donde estaba un colibrí y casi por instinto, aunque con un poquito de miedo, ella puso su dedo índice para que el colibrí se apoyara en él y bebiera agua.
Gustavo hizo lo mismo, y ayudó a su mamá y a otros niños y niñas del grupo de los pastores, para que pudieran ser tocados por los colibríes.
Los colibríes agradecidos les regalaron su vuelo y su canto, en medio de aquella gran fiesta de pajaritos.
UN CABALLO EN UNA FIESTA DE PAJARITOS
Estaban en plena algarabía, cuando de pronto escucharon el galope de un caballo quien llegó relinchando de alegría.
Se estableció también al lado de ellos y para sorpresa de todo el grupo, los colibríes que estaban en plena fiesta, se posaron encima del lomo del caballo que estaba untado de agua de caña de azúcar.
El caballo saltó de alegría y parecía como si se riera con los pajaritos. Claro, cómo no se iba reír, si le estaban haciencdo cosquillas… Je je…
Salió al galope y entonces los colibríes salieron volando escoltando al caballo. Todos se quedaron impactados hasta que los perdieron de vista.
El diario de María Gabriela
María Gabriela, quien todas las noches escribe su diario; no se aguantó y no esperó a que llegara la noche para escribir:
”Hola Querido Diario, no me puedo aguantar hasta la noche para escribir lo que siento. Me hubiera gustado que mis abuelitas vivieran esta experiencia conmigo.También me gustaría mucho que otros niños y niñas de mi país, pudieran ver toda esta belleza.
Todavía siento en mi dedo el temblor de las patitas del colibrí y el movimiento rapidito de sus alas, como si fueran mariposas pequeñitas revoloteando entre mis manos.
Me encanta compartir con los niños que pertenecen al Grupo de Los Pastores de El Limón; pero una de las cosas más lindas fue cuando llegó un caballo al galope y todos lo colibríes se montaron en su lomo y luego salieron volando como si lo estuvieran escoltando. Total, era un caballo en una fiesta de pajaritos.
¡Qué belleza, Diario querido! he aprendido mucho sobre las fiestas tradicionales del estado Aragua. Diario, te dejo ¡qué bueno que puedo decirte a ti esto que siento tan bonito! Te quiero mucho”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
https://gustavomirabal.ae/
https://gustavomirabal.ch/
https://www.pinterest.es/pin/642114859350359734/
https://www.pinterest.com/gustavomirabalcastro/
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https://gustavomirabalcastro.online/
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