Artículo # 42 de la serie
Gustavo Mirabal en Venezuela
De Choroní a Chuao, con mucho gusto.
La abuela Isabel Teresa, Gustavo y María Gabriela volvieron a Choroní y disfrutaron nuevamente de su playa, de su gente y de su rica comida, pero tenían como objetivo trasladarse hasta Chuao, un pueblo del que les habían hablado lo suficiente, para generar en ellos suficientes expectativas y dulces aspiraciones, sobre todo por ser la tierra del cacao, del cual se hace el chocolate más rico del mundo.
Imaginando un pueblo lleno de chocolatinas…
Después de desayunar, tomaron una lancha desde Choroní que los llevaría hasta Chuao, la tierra del cacao, de la magia y del tambor.
María Gabriela se imaginaba que al llegar a Chuao iba a ver chocolatinas por todas partes. Se saboreaba solamente de imaginarlo.
Decidiendo cómo transportarse
En pocos minutos llegaron a la playa de Chuao. No obstante, estaban retirados del pueblo y tenían dos opciones: esperar a que los fueran a buscar en uno de los pocos vehículos que hacen traslado hasta el pueblo, o irse caminando unos cuantos kilómetros.
-Abuela, ¿te sientes bien, con ánimos para que nos vayamos caminando hasta el pueblo? Preguntó Gustavo cariñosamente.
-Bueno mijo, si nos vamos poco a poco, yo creo que sí. Es mucha la tierra que yo he caminado en esta vida y ahora no me voy a quedar atrás.
Gustavo, la abuela Isabel Teresa y María Gabriela se fueron caminando con otras personas. Ni se imaginan la de aventuras que vivieron antes de llegar al pueblo. Como era un grupo grande, iban cantando y contando historias, jugando, inventando. Hicieron unas cuantas paradas para comer mangos. El camino estaba lleno de matas bien cargaditas. Cuando llegaron al pueblo de Chuao, los muchachos estaban muy emocionados.
-¡¡Tieeerra!! Hemos llegado a la tierra del cacao.
La alegría se apoderó de todos. Lo primero que les llamó la atención fue un patio enorme que se veía frente a la iglesia.
-Abuela Isabel Teresa ¿y ese espacio enorme que se ve frente a la iglesia? ¿Y ese montón de semillas de qué serán? preguntaron casi al mismos tiempo, Gustavo y María Gabriela.
-Hijos, ese es el patio de secado del cacao, que es el producto más importante en el desarrollo económico de esta zona. Con él se elabora el chocolate, nuestro chocolate, el mejor chocolate del mundo.
Orgullosos del mejor chocolate del mundo
-Abuela lo dices con mucho orgullo.
-Es que me siento orgullosa, de verdad, muy orgullosa. Nuestro chocolate no tiene nada que envidiarle al de otros países del mundo. Además, hoy en día existen las experiencias de los emprendimientos y muchas mujeres se organizan para darle vida a nuestro chocolate.
Chuao es un pueblo pequeño, muy vistoso. Su gente es muy cariñosa y amable y trataron de maravilla a Gustavo, a la abuela Isabel teresa y a María Gabriela, quien no paraba de comer las ricas bolas de cacao que preparan los habitantes de esta población.
María Gabriela y Gustavo, como siempre, se hicieron de amigos muy rápido y jugaron todo lo que podían jugar. Dibujaron el juego de la semana en el piso de tierra en un lugar del pueblo; después, los niños y niñas que los acompañaban, conjuntamente con algunos del pueblo, enseñaron a Gustavo y a María Gabriela a bailar trompos. Al final del día, parecía que había un festival de trompos, con tantos niños y niñas bailando estos juguetes por casi todo el pueblo.
El diario de María Gabriela; una síntesis de su viaje por la costa
María Gabriela tenía unos cuantos días que no hablaba con su Diario, su fiel compañero de viaje. Esta vez se buscó un lugar muy especial para escribir:
“Hola Diario querido. No creas que me olvidé de ti; lo que pasa es que he estado muy ocupada paseando en lancha, sintiendo la brisa del mar en mi cara y comiendo dulces y mangos, bañándome en el río, conociendo nuevos amigos y aprendiendo muchas cosas bonitas que pasan en estos pueblos.
Lo aprendido en el viaje
He aprendido sobre los tambores de San Juan, los diablitos danzantes, los juegos tradicionales… Uff… Cómo he aprendido y disfrutado en estos pueblos de la costa.
Escribiendo bajo la luz de la luna
¿A qué no adivinas en donde te estoy escribiendo en este momento? Estoy sentada en el patio de secado del cacao, en un pueblo de la costa que se llama Chuao y ahorita hay muy poca luz eléctrica; pero yo puedo verte, porque la luna llena y el cielo repleto de estrellas iluminan todo el pueblo. Parece como un cuento.
Dando gracias
Me parece mentira. Le doy gracias a Dios porque puedo estar aquí en este pueblo, con mi abuela, con Gustavo y con otros niños y niñas que he conocido aquí, donde la gente es alegre y simpática. Doy gracias por la naturaleza y por el mara, por las matas de mango.
Ahhhh!! Y por supuesto que doy gracias, mil gracias por el chocolate, por todas las bolitas de cacao que me he comido y no me ha dolido la barriga… Je je.
Una abuela querendona
La abuela, a veces se pone de mal humor porque le fastidian el calor y los mosquitos, y… bueno… a ti no te puedo mentir… también porque Juan José y yo, a veces hacemos diabluras. Ja ja ja… pero a mi abuelita el enojo se le pasa rápido.
Lo que pasa es que la abuela Isabel Teresa nos quiere mucho y también le encanta este paseo y también está orgullosa y disfruta comer chocolate, como a nosotros dos. Me tengo que despedir. Ya viene la abuela a buscarme. Un besito. Hasta mañana querido Diario.” María Gabriela.
Les contaron que…
Chuao fue uno de los primeros espacios poblados fundados en Venezuela, a mediados del siglo XVI. Sus primeros habitantes pertenecían a la gran familia Caribe. Actualmente pertenece al Municipio Mariño.
Desde 1568, Chuao fue enriqueciendo su patrimonio natural y cultural. Hoy en día es reconocida como patrimonio mundial por sus prácticas antiguas de cosecha y elaboración del cacao.
El nombre que le pusieron al cacao
Los científicos le pusieron un nombre al cacao; éste es “Theobroma” que significa alimento de los dioses. Dicen que existen dos variedades de cacao, uno es el forastero, que es amargo, y el criollo, que es dulce. El cacao criollo de Chuao, según los entendidos en el asunto, es el más difícil de cultivar y se utiliza para preparar los chocolates más finos.
Les contaron también que…
Contaron también que en frente del patio de secado del cacao y de la iglesia, se ubica la Casa del Alto, donde funciona el Museo Comunitario de Chuao, fundado en 1986. En este museo se pueden ver exposiciones de arqueología, de arte y de artesanía y está abierto al público todos los días.
La alegría de los pueblos de la costa
En Chuao, como en todos los pueblos de la costa aragüeña, también viven con intensidad y con alegría muchas fiestas. Algunas de ellas son la celebración de la Cruz de Mayo, La Bajada de Los Reyes Magos en el mes de enero, la Fiesta de San Juan en el mes de junio.
Fiestas religiosas y populares
La fiesta de la Virgen del Carmen en el mes de julio, las fiestas patronales en honor a la Inmaculada Concepción en el mes de diciembre y la conmemoración de Hábeas Christi, que más que una fiesta forma parte de una promesa y de la devoción de sus participantes, quienes participan en la hermandad de Diablos Danzantes.
Los trajes de los diablos danzantes
Nos contaron también que la indumentaria de los Diablos Danzantes de Chuao se diferencia un poco de la de los demás Diablos Danzantes de la costa aragüeña. Sus trajes son más uniformes y sus máscaras se caracterizan por poseer tres colores fundamentales: rojo, blanco y negro. Según algunos investigadores, se parecen a las máscaras de una tribu africana muy específica, lo que se debería corroborar a través de un estudio más profundo.
Referencias Bibliográficas
https://www.gustavomirabal.es/gustavo-mirabal/el-verdadero-gustavo-mirabal-castro/
https://www.gustavomirabal.es/uncategorized/gustavo-mirabal-en-el-mundo-ecuestre/
https://www.gustavomirabal.es/equitacion/el-hipismo-en-venezuela-tiene-nombres/
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