EL SOMBRERÓN UN ESPANTO QUE TEJE TRENZAS EN LA COLA DE LOS CABALLOS Y DE LAS MULAS

El sombrerón, personaje legendario de varios pueblos

 

Sombrerón

 

Las historias de aparecidos, la vida y la muerte se fusionan en un conjunto de personajes legendarios en las culturas orales de los pueblos en todos los países del mundo. En América Latina, el misterio, el temor a la muerte y todos los enigmas que forman parte de la vida están presentes en una amplia gama de leyendas, de historias y de mitos que integran el folklore y la cultura popular de nuestros países.

Uno de estos personajes legendarios es el sombrerón, más conocido en Guatemala, pero existen diversas versiones y leyendas sobre este personaje en otros países de América Latina: en México, Argentina, Colombia y en cada una uno de estos países adquiere características muy particulares en su manera de vestir y de actuar. Pero en la mayoría de estas versiones aparece un elemento en común y es la presencia de perros grandes, mulas o caballos de carga, como rasgo distintivo en el entorno donde este personaje se desenvuelve.

En todas las versiones el sombrerón teje trenzas las colas de los caballos y de las mulas. Es una forma de identificarlos como parte de su propiedad y una manera de llamar la atención donde quiera que llega.

 

Cómo es el sombrerón

 

Sombrerón

 

Dicen algunas personas que El Sombrerón es un personaje tan pequeño que cabe en las palmas de las manos y que lleva un sombrero enorme que prácticamente lo oculta en su totalidad. Casi no se puede ver debajo de ese sombrero de alas enormes.

Dicen que apenas se pueden ver sus zapatitos de charol y siempre llega consigo una pequeña guitarra, la que toca para hechizar a las niñas, y ojo, lo más importante, siempre va acompañado de una recua de mulas, como lo enunciamos anteriormente.

Para otras personas es un hombre de mediana estatura o muy alto, pero con las mismas características mencionadas y para otros es un hombre gigante que siempre va acompañado por animales, perros grandes, o mulas, o caballos de carga.

 

Las lágrimas del sombrerón, versión de la literatura oral Guatemalteca

 

Una de las versiones más conocidas del sombrerón es la leyenda de Las lágrimas del sombrerón, propia de la tradición oral Guatemalteca. Aunque pertenece a la tradición oral, algunos autores hay creado sus propias versiones, tomando como base la historia que se transmitido de generación en generación.

 

La versión de Luis Alfredo Arango

Luis Alfredo Arango, escritor y maestro rural e investigador de campo del Instituto Indigenista Nacional de Guatemala. Ha recibido varios premios como narrador y como poeta.
En su versión de Las lágrimas del sombrerón, cuenta la historia de una niña que se llamaba Celina y que logra quedar atrapada por las melodías que el sombrerón cantaba y tocaba con su pequeña guitarra.

Su madre asustada por la conducta de la niña, logra sacarla de la casa y la lleva a la iglesia, pero esto no es suficiente, la niña finalmente muere.

La historia

Cuenta esta historia que el sombrerón se desespera y lamenta mucho la muerte de la niña y llora amargamente y a la mañana siguiente, después del velorio de Celina, la gente pudo ver en el piso, muchas lágrimas cristalizadas, eran las lagrimas del sombrerón.

La presencia de la rueca de mulas, una presencia inequívoca que advierte…

En la versión de Arango, como en otras, aparece la rueca de mulas en la plaza del pueblo, anunciando la presencia del sombrerón y ya esto es signo de advertencia, sobre todo para las madres y los padres de niñas y jóvenes, pues temen la presencia del personaje que “encanta a las niñas y las jóvenes”. Veamos pues cómo se expresa en esta versión:

Una tarde, a eso de las seis, en la esquina de la calle de Belén y callejón del Carrocero, sin más ni más, aparecieron cuatro mulas amarradas al poste del alumbrado eléctrico. Las mulas llevaban cargas de carbón al lomo.

Serían las mulas ?

 

– ¿No serían las mulas del Sombrerón?- comentó una mujer.
– ¡Dios nos libre, ni lo diga, chula!- le respondió al pasar…
Pero ya el sombrerón estaba en cuenta de la existencia de Celina
Ya la niña había comenzado a escuchar la voz del sombrerón, voz que nadie más escuchaba:
Celina no podía dormir oyendo aquella música encantadora. Hasta sus oídos llegó claramente la voz cantarina que decía:

Eres palomita blanca
Como la flor del limón,
si no me das tu palabra
Me moriré de pasión

Cuentan que después de las once de la noche el callejón quedó totalmente solo y desapareció la rueca de mulas con su carga de carbón.

Sucedía una y otra vez

 

Pero cuentan también que esto se repetía noche tras noche y aunque desaparecía el sombrerón, lo único que la gente podía ver eran la rueca de mulas con sus cargas de carbón, atadas al poste de la luz eléctrica y a todas éstas, Celina seguía disfrutando de la música que tocaba y cantaba el sombrerón.
La niña insistió en conocer al dueño de la voz que la tenía encantada.

Celina se asustó mucho cuando vio al personaje que cantaba esas bellas melodías: era un hombre muy pequeño, con un gran sombrero, con zapatos de charol y espuelas de plata.

Después de conocer al sombrerón la niña dejo de comer y todo el tiempo estaba triste y distraída. La mamá se la llevó y la dejó en la iglesia porque la gente piensa que los espantos y los fantasmas no entran en los templos. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, la niña enfermó de tristeza y murió en la iglesia.

Cuentan que cuando El sombrerón se enteró de la muerte de Celina, se desesperó y lanzó un grito desgarrador que se escuchó en todo el pueblo y mucho más allá de sus límites.

Aciago anuncio

 

Las mulas además de anunciar la tragedia, son la única y fiel compañía del sombrerón
Estaba todo el pueblo reunido en el velorio de la niña, cuando de pronto escucharon gritos de desesperación, un llanto sobrecogedor y luego y un ruido muy fuerte que no podían descifrar.

Era el sombrerón que se apareció arrastrando sus mulas y cantando una triste canción que conmovió a todos los allí presentes:

Corazón de palo santo
ramo de limón florido
¿por qué dejas en el olvido
a quien te ha querido tanto…

Luego el sombrerón desapareció en la oscuridad con su rueca de mulas. A la mañana siguiente aparecieron en el piso muchas lágrimas cristalizadas y todo el mundo dice que son las lágrimas del sombrerón.

El sombrerón teje trenzas en las colas de las mulas

Se cuenta también que este espanto además de enamorar a mujeres muy jóvenes, tiene la costumbre de cabalgar mulas y caballos de los establos y de las fincas que no son de su propiedad y que además le teje trenzas en la cola. De esta forma, los agota y los vuelve renuentes a las faenas que deben realizar.
Esta costumbre forma parte de su vida nocturna.

Al llevarse a los animales por las noches, logra cansarlos de tal manera que al día siguiente, no responden a ninguno de los requerimientos de sus tareas y además se ponen de muy mal humor. Se vuelven hostiles con los trabajadores de las fincas.
Cuando los trabajadores observan este comportamiento en las mulas y en los caballos, los revisan para ver si les han hecho aluna trenza en las colas o en las crines. Si comprueban que es así efectivamente, comienzan a tomar las previsiones necesarias para proteger a las niñas y a las jóvenes de su entorno.

Referencias Bibliográficas

El verdadero Gustavo Mirabal Castro