Celebrar el emprendimiento
Potenciar capacidades, competencias y el desarrollo de talentos es quizás una de las tantas metas del emprendimiento, con tal de lograr generar ingresos en la sostenibilidad.
Detrás de un negocio cuya base inicia en esta cultura hay una gran idea de negocio, que poco a poco se empieza a moldear y definir.
En estos tiempos emprender es un acto de valentía, implica compromiso, responsabilidad, disciplina, constancia y dedicación.
Fundar un negocio es la palabra más cercana a lo que conocemos por emprendimiento, generalmente surge de la innovación, la necesidad de transformar o simplemente de la creatividad.
A veces se trata de crear productos o servicios que satisfagan las necesidades de un grupo de clientes específicos.
Conforme a lo anterior para la Escuela Bancaria y Comercial de México, emprendimiento es:
“El emprendimiento se refiere a la capacidad de una persona o grupo de personas para generar y desarrollar un negocio o proyecto, con el objetivo de generar valor económico y social. Idealmente, se caracteriza por la innovación, la creatividad y la capacidad de asumir riesgos”.
Emprendimiento en los últimos años
En la actualidad, emprender es una cultura que requiere planeación, es una experiencia que en su proceso va sumando aprendizajes, valores, anécdotas pero sobre todo actitudes.
Al principio, puede tener sus propios desafíos como por ejemplo la necesidad de reinvertir las ganancias en la compra de material o insumos que ayuden a ampliar la idea de negocio.
Por lo tanto, todo negocio y más cuando se crea amerita la toma de decisiones permanente.
En atención a esta experiencia, cada 16 de abril se celebra el Día Mundial del Emprendimiento.
Una cultura de décadas
En la mayoría de los casos las grandes empresas y corporaciones del mundo han sido un emprendimiento, es decir sus orígenes han sido grandes ideas con muy pocas condiciones.
Sin embargo, el espíritu desafiante, comprometido y la toma de decisiones de los emprendedores han permitido el crecimiento económico de forma paulatina.
En este tipo de empresas la creatividad e ingenio son claves, puesto que permiten adaptarse a cada tiempo y más propiamente al contexto.
Detrás de esta forma de crear oportunidades laborales es vital que existan algunas actitudes valiosas en el emprendedor, entre ellas:
(a)Responsabilidad, (b) ambición (c) Confianza en sí mismo y (d) capacidad para liderar.
Lastimosamente, muchos asumen que emprender es ser el propio jefe para no depender de otros, sin embargo el tener un negocio es asumir hábitos para mantenerse en píe.
Es importante destacar, que en algunos países existen algunas políticas de estado que favorecen la cultura de emprendimiento.
Bien sea la exoneración de impuestos durante un tiempo, oportunidades de créditos bancarios, entre otras.
También, hay negocios que una vez establecidos buscan generar impactos en comunidades vulnerables o contribuyen en proyectos específicos para lograr establecer un contacto más cercano con la sociedad.
En países como España, la mayoría de emprendimientos tiene que ver con materia de innovación, productos y servicios en el área de la salud y desarrollo de la educación.
Aunque con la expansión de las tecnologías es muy común ver iniciativas de emprendimiento que tiene que ver con programación, redes y comunicación, entre otras.
La capacitación una decisión permanente en la cultura del emprendimiento
Como se mencionó previamente, emprender es un proceso que tiene sus riesgos, y requiere del desarrollo de habilidades, conocimientos y competencias específicas.
La administración del talento humano es indispensable reconocerlo en la cultura de emprendimiento, pero también se requieren habilidades asociadas al mundo empresarial.
Es vital, tener conocimientos en materia de administración, finanzas, derecho, contabilidad, entre otras.
La formación y capacitación constante permiten la toma de decisiones sobre la base de información clara y precisa.
Además, el conocimiento ayuda a identificar habilidades, a manejar mejor los problemas o simplemente aprovechar las oportunidades que se presenten.
Con la formación oportuna se logra establecer planes, formas de trabajos más productivas para lograr con mayor facilidad los fines y metas que busca la empresa.
En la cultura de emprendimiento, el aprender de manera constante ayuda a crecer la idea de negocio, hay mayor comprensión de las fortalezas, desafíos y retos que se tienen como empresa.
Detrás de una idea de negocio que se estructura progresivamente hay que dominar procesos fundamentales como:
La financiación del negocio, los mecanismos para la selección de personal, el manejo de los riesgos, regulaciones legales, tributos, impuestos, entre otros.
Emprender un compromiso consigo mismo y los demás
Como se mencionó en los segmentos anteriores emprender implica el desarrollo de habilidades y actitudes que pueden hacer la diferencia.
En tal sentido, la Universitat Carlemany (2022) considera algunas habilidades que son indispensables, entre ellas:
La primera tiene que ver con la visión estratégica, es decir definir con claridad cuáles son las metas en diferentes plazos y estar atentos a los riesgos que se pueden desarrollar en el proceso.
Igualmente, se le suma la creatividad e innovación, la cual está asociada a la generación de ideas tanto de negocios, como de soluciones ante cualquier dificultad.
Del mismo modo, la innovación hace la diferencia al considerar la transformación, cambio o modificación de procesos en favor de nuevos productos o servicios de calidad.
El emprendedor debe ser apasionado, altamente perseverante y comprometido con su idea de negocio.
En la cultura de emprendimiento no todos los días son de éxito y prosperidad.
Hay días donde debe fluir la resiliencia, la motivación y no perder el enfoque de la idea de negocio aunque amerite hacer los ajustes necesarios a tiempo.
Más habilidades del emprendedor
Cuando se trata de emprendimientos que ya tienen un personal contratado, el liderazgo es clave para dar el ejemplo, motivar y orientar al equipo.
El liderazgo al mismo tiempo está asociado con otras capacidades fundamentales como:
El manejo de la a comunicación asertiva, el saber reconocer las potencialidades del talento humano. Esto en favor de la asignación de tareas o desarrollo de roles específicos, la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Por otra parte, el dominio del conocimiento del mercado. El saber sobre el mundo financiero suma al desarrollo de los emprendimientos para aprovechar y usar oportunamente todos los recursos.
La información en materia de finanzas implica saber leer estados de cuenta, manejo de inventarios, gestión de presupuestos, entre otros procesos que son vitales en la idea de negocio.
A estas habilidades se le suman las siguientes:
La necesidad de orientar el trabajo en función de resultados, es decir no perder de vista el objetivo y hacer monitoreo constante para determinar el éxito del mismo.
En otro orden de ideas, un buen emprendedor siempre está atento a las necesidades de los clientes. Además, busca soluciones para satisfacer sus requerimientos.
Como ya se mencionó previamente, la toma de decisiones es parte del día a día en la cultura del emprendimiento, de allí parte la capacidad de considerar la incertidumbre en todo negocio.
Es de hacer notar, que con la invasión de medios tecnológicos. El manejo de redes sociales ha hecho que el emprendimiento adquiera mayor confianza y retroalimentación entre negocio y clientes.
En razón de lo planteado, el manejo de redes sociales ayuda a promocionar y posicionar mejor la idea de negocio en la actualización de información, compras en línea, entre otras.
En síntesis – Celebrar el emprendimiento
No cabe duda que emprendimiento es todo un camino de oportunidades. Así mismo, los aprendizajes, riesgos y desafíos que sólo puede ser entendido desde la propia experiencia.
Gustavo Mirabal en su canal de youtube cuenta con contenido interesante acerca del emprendimiento.
Finalmente, se hace necesario creer en las ideas y sobre todo trabajar en ellas.